Lo bueno, es doblemente bueno si se comparte. Puede llegar a producir mayor gozo, la felicidad del festejo con alguien que te importa, que la razón en sí misma.
Hace algún tiempo comprendí, que la verdadera esencia de un día memorable no era en sí el día, ni siquiera aquello con lo que me obsequiara si no tenía con quién compartirlo.
No me refiero a una pareja sentimental, tampoco a personas cercanas, cualquier ser humano es perfectamente válido para ello. Al final, únicamente tenemos nuestra razón de ser en sociedad.
No estamos hechos para vivir en solitario, aislados del mundo, moriríamos de tristeza y nunca llegaríamos a experimentar la sensación de plenitud.
También es cierto, que en ocasiones necesitamos esa independencia, esa reclusión que resulta incuestionable para formar nuestro “yo” interno, nuestra identidad, para conocernos y así, después, poder exteriorizar la imagen que formamos de nosotros mismos.
Llámalo reconocimiento, necesidad de aceptación, sentido de convivencia o falta de autosuficiencia. Sea como fuere, la socialización del individuo con el propio entorno y con otros individuos es realmente necesaria para su propio crecimiento y formación, incluso para su supervivencia.
Unos cuántos años atrás (bastantes más de los que me gustaría), me encontraba en una de mis ciudades predilectas, esas que remueven sentimientos y hacen que florezcan unas ansías tremendas de comerse el mundo. Yo era una niña, menor de edad pero autosuficiente para moverme de un lado a otro sin compañía.
Paseaba por las calles, absorta, asombrándome de todo cuanto me salía al paso. Estaba sola, completamente sola, lejos de mi familia, de mis amigas. Las razones no eran otras que un verano de aprendizaje, de familiarizarme con el idioma. Las personas encargadas de mi bienestar se pasaban todo el día trabajando, y poco tiempo les quedaba para poder dedicármelo. Así que mi estancia fue bastante solitaria. Indiscutiblemente conocí gente. Eso que os decía unas cuantas líneas atrás, en momentos así, buscamos incansable y desesperadamente personas a las cuales aferrarse para poder encontrar sentido a lo que ocurre.
Ahora, desde la distancia, agradezco esa experiencia, me hizo darme cuenta de mis posibilidades, de todo lo que era capaz de hacer por mí misma, de lo ilimitado de mi propia capacidad.
Aprendí, que no importa donde estés, si no con quién. Y que cualquier lugar compartido, puede convertirse en el mejor que puedas imaginar. Cualquier otro sitio en solitario, por mucha luz que desprenda, te hará sentir en la más profunda oscuridad.
Guau, no puedo decir más.
Soy nueva por aquí, y me gustaría que nos leyeramos a menudo.
https://dontaskmetosayidontloveyou.wordpress.com/
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Gracias, ese simple guau importa y mucho.
Bienvenida! Y por supuesto me paso a visitarte enseguida.
¡Un saludo!:)
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Buen post. ¡Un saludo!
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Mil gracias 🙂
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muy de acuerdo!
xx
isa
http://www.un-likely.com
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Gracias por pasarte 🙂
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Precioso post!
Besos
http://www.depetitsmomentsblog.com
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Muchísimas gracias 🙂
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Me ha encantado tu post! Especialmente «Aprendí, que no importa donde estés, si no con quién. Y que cualquier lugar compartido, puede convertirse en el mejor que puedas imaginar. »
FELICIDADES!
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Me alegra muchísimo que te haya gustado.
Un abrazo fuerte 🙂
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