Comenzamos de cero

mujer con cafe vintage

Estos días he estado acudiendo a un curso. Tengo que hacerlo, es asistencia obligatoria para conseguir un fin. Así que tengo que acudir sí o sí.

Antes de comenzar lo juzgué, sí lo admito, me dejé llevar por esa perversa e injusta deliberación, lo sentencié de antemano. Y me equivoqué, como ocurre la mayoría de las veces en casos similares, que los prejuicios se anteponen a cualquier otro factor y obstaculizan la libertad de sorpresa, de dejarse llevar.

Todos recaemos en este tipo de estereotipos a diario. Asociamos involuntariamente hechos y personas a palabras y consecuentemente a sensaciones. Nos permitimos la licencia para etiquetar, para ir encasillando todo cuanto nos sale al paso, esto debe ser así porque yo lo digo, o porque me lo parece, esa es nuestra premisa.

Sin embargo, no nos gusta que esto mismo lo hagan con nosotros, nos sentimos ofendidos porque se nos restringe o limita la capacidad de mostrarnos tal cual somos. Es injusto y altamente peligroso.

Hablamos sin saber, creyendo que nuestras palabras son rotundidades. Resuenan y se clarifican con nuestra firmeza ante ello. Y estamos convencidos, creemos conocerlo aún sin haberle dado la oportunidad de entender, de averiguar, de simplemente observar.

niños besandose vintage

Tenemos complejo de jueces, guardamos el mazo y ante cualquier circunstancia que se nos presenta nos sentimos con el derecho de golpearlo fuertemente dictando sentencia. Así es como actuamos. Alardeamos de modernos, de tolerantes, nos jactamos de nuestra cercanía, de toda esa condescendencia, y al final resulta que no somos si no una panda de hipócritas.

Y después de todo me gusta el curso, y ahora que efectivamente sé de qué va, tengo vía libre para opinar, y pienso que es necesario, que nos nutre, nos enseña, nos muestra el camino con todas las vicisitudes.

He conseguido sorprenderme, me ha embaucado hasta tal punto de estar escribiendo ahora mismo sobre él. Ha conseguido que vea las cosas con otros ojos, no sólo los míos, sino los de otros, se me ha permitido el honor de poder ampliar horizontes, de conocer nuevas formas de vida. La empatía es imprescindible, ponerse en la piel del otro, sentir como el otro.

En la vida todo se aprende, y quizá esta sea una lección más. Me gusta el tipo de enseñanza que invita a la reflexión, aquél que persiste al paso del tiempo, el que me hace reconcomerme, aquél que hace que mi cabeza no dejé de funcionar.

Al final incluso puede que lo termine echando de menos, igual me estoy envalentonando con esta afirmación, pero sí, es probable, y seguro que también lo recordaré cuando pase el tiempo, sí con mucho cariño, por la emoción y el entusiasmo que se palpa en el ambiente, y por todo el amor, si por eso también, pero sobretodo por lo que significa, por todos esos pasos que vamos dando para llegar al fin, al nuestro.

amigas con hula hoop

Debo aprender de ello, espero que me sirva de lección para futuros imprevistos, tengo que grabar en mi mente un “no juzgues” bien grande, subrayarlo con letras fosforitas y realzarlo con señales luminosas, y si no te parece bien pues haber escogido el camino de la judicatura, que todos tuvimos la opción.

Nos absolvemos de culpa y comenzamos de cero.

«La educación es aquello que permanece cuando uno ha olvidado todo lo aprendido»

«Si quieres dominar a un niño dale un juguete. Pero si quieres dominar a un adulto, dale un prejuicio»

«El que no posee el don de maravillarse ni de entusiasmarse más le valdría estar muerto, porque sus ojos están cerrados». Albert Einstein

11 comentarios sobre “Comenzamos de cero

Deja un comentario