Suma y sigue

chica cámara vintage

Esta semana me toca hacer balance personal. Un año más se asienta con fuerza en el poso de mi existencia y tengo una imperiosa necesidad de evaluar y desgranar cada eslabón con el fin de asegurarme que lo que tengo y lo que soy es justo lo que quiero y lo que espero.

Siempre he sido de sentir y vivir, nunca me ha gustado quedarme viendo la vida pasar, prefiero arriesgar, enamorarme, enloquecer, encontrarme en la cúspide, con los ojos vendados, aunque conlleve una mínima e ínfima posibilidad de caer al vacío más estrepitoso.

Soy de extremos, no me gustan las medias tintas, soy clara y concisa, pienso que lo que tiene que ser es, que si no arriesgas no ganas, y siempre preferí perder que pasarme la vida pensando en lo que no me atreví a hacer, en lo que no me permití sentir, en aquello que no viví.

No me asustan los desafíos, no me empequeñece lo que no conozco, no me permito ser amedrentada por la ignorancia de todo lo que vendrá.

Soy fiel a mí misma, a mis principios, a mis convicciones, a todo en lo que creo porque forma todo lo que soy, me define y define el camino que deseo seguir.

Tal día como hoy me toca reflexionar, detenerme un momento y dejarme impresionar por la cantidad de vivencias que he tenido la maravillosa suerte de disfrutar en este último año.

Han cambiado muchas cosas, hace exactamente un año, por estas fechas, muchas cosas eran diferentes en mi vida, tampoco podría llegar a imaginar todo lo que me esperaba, lo que me aguardaba.

Estoy impresionada y fascinada, al final los sueños se cumplen, parece que sí, que se vislumbra ese rayito de sol tan añorado, tan locamente anhelado. Soy soñadora nata y enamorada empedernida, es algo inerte a mí, cambian las circunstancias, el tiempo, los momentos, cambio yo y todo cambia conmigo, pero eso no, nunca me permitiré dejar de soñar, dejar volar mi imaginación, lejos muy lejos, al país donde los sueños se cumplen, al lugar en el que las hadas te susurran palabras hermosas, esas que necesitan ser escuchadas.

mariposas libres

Todos necesitamos dejar florecer en algún momento nuestros más codiciados deseos, la esperanza es lo último que se pierde y siempre resurgen con fuerza cuando más olvidados parecen estar. Esa es la magia de la vida. La sorpresa inesperada a la vuelta de la esquina, en el sorbo del último café, en el cristal empañado por el vaho del deseo, en el corazón más solitario.

No puedo recordar cuál fue la ficha que golpeó el desencadenante de los sucesos venideros, sólo puedo agradecer el acto, el instante que floreció sin más, lo que me trajo, todo lo que me produjo. Y es que cuando uno menos lo espera ocurre.

No me da miedo el paso del tiempo, bueno, quizá un poco, pero también me emociona, no saber lo que ocurrirá pero sentir que absolutamente todo será aprendizaje, gozo, felicidad y muchas ganas de seguir estando, de seguir siendo.

Esa debe ser la actitud. Es el secreto mejor guardado, los buenos pensamientos traen buenas vibraciones, las buenas vibraciones conllevan circunstancias bien avenidas. Tenemos el poder de cambiarlo, porque la fuerza es ilimitada, la capacidad es incalculable, y el deseo está más que latente.

mujer aburrida vintage

Hoy quiero disfrutar del momento más que nunca, quizá porque también soy más consciente de que nada espera, y de que esto también pasará. Quiero dejarme embaucar por cada acontecimiento, notar el aroma y el cálido sabor de tu abrazo, quiero retratar instantes, los tuyos y los míos, todos los nuestros. Quiero pintar tu sonrisa con palabras y gestos amables. Quiero grabar en mi mente el soplido de velas, los abrazos que vuelan, las sorpresas preparadas con esmero, dedicadas con amor. Quiero retener los sonidos,  captar sus expresiones, y enmarcar toda esa implícita felicidad.

Sé que estoy en mi mejor momento, de la misma forma que sé, que todo lo que venga superará lo anterior. Aquí estoy, esperándote con ganas. Llena de ilusión, de suspense, de una fuerza inaudita, inquietante y sigilosa.

Hoy bailaré bajo la luna, envuelta en un manto de estrellas, me consentirás como a una niña, reiremos de la insensatez y volteare los cabellos mientras me observas, mientras balbuceas risotadas insonoras, mientras cantamos en el fulgor de la noche.

Y a ti te esperaré, como cada día desde que te fuiste.

Un año más, y suma y sigue.

marilyn soplando vela