Hoy, he estado pensando en todo eso de las casualidades, en el destino y en aquellas cosas que te hacen estar en el lugar y en el momento propicio.
No creo en el destino como tal, creo que cada decisión que tomamos a lo largo de nuestra vida determina lo que seremos y aquello en lo que nos convertiremos. Algo así como acto y consecuencia.
Cada día tomamos pequeños caminos, elegimos aquello que queremos o apartamos de nosotros. Cambiamos y reemplazamos, elegimos, nos equivocamos y volvemos a elegir. Todo es un círculo al fin y al cabo.
Sin embargo, no creo que exista la decisión equivocada. Creo que todo resulta en definitiva, beneficioso en cierta forma. Si acierto me alegraré, si me equivoco aprenderé y esa enseñanza me convertirá en aquello que al final seré.
También es cierto que a veces ocurren cosas inexplicables y sorprendentes que me descolocan por completo.
Quizá no crea en el destino, pero las casualidades me asombran, me maravillan.
Es probable que ese día tuviera que levantarme con el pie izquierdo, que la tostada llena de mermelada terminara aterrizando en mi vestido y tuviera que utilizar minutos que no tenía en cambiarme de ropa.
Es probable que el universo conspirara en mi contra para que en aquél fastidioso día de lluvia hubiera más tráfico del habitual en las calles, o quizá era precisamente eso, la lluvia, la que astutamente creaba ese caos, quizá en busca de ese momento que más adelante pondría ante mí.
Yo, molesta con el mundo, gruñía para mis adentros cosas inentendibles, cosas que vienen a mi cabeza en momentos de estrés, de irascibilidad.
Encontré sitio para dejar el coche unas calles más allá de la oficina. Ataviada con carpetas, con el paraguas y con las prisas propias del día resbale en aquel suelo escurridizo. Los tacones no resultan grandes aliados en momentos como aquél, o quizá sí.
Alguien me ayudó a incorporarme sujetándome por detrás. Todas las hojas que llevaba estaban repartidas por la acera. Me giré y ahí estaba él. Como la última vez en la que le vi, con esa maldita seguridad que es inerte a él, siempre tan firme, con esa convicción que le delata, que proclama a los cuatro vientos con su sola presencia.
Y me sonreía, y no supe que decir, porque yo seguía igual de patosa que siempre, todo seguía tal y como quedó aquella primavera en la que forzosamente acabó.
Y me vinieron a la mente los mil y un recuerdos que intenté olvidar. Me veía a mi misma corretear por la orilla del mar, con los brazos extendidos, salpicando el agua a mi paso, gritando y riendo. Y él, sentado en la arena, observándome, riendo de mi locura, de mi espontaneidad.
Recordé la mágica noche de verano en la que anotamos en papel todos los deseos que esperábamos que ocurrieran y que inocentemente quemamos después, con la firme intención de que volaran muy lejos para que volvieran a nosotros en el momento preciso, sin prisas.
Escuché las millones de conversaciones que mantuvimos por teléfono, me vi a mi misma saliendo al balcón, sentándome en el suelo mientras las horas corrían entre palabras que se perdían por ondas electromagnéticas, esas que conseguían que nos mantuviéramos el uno al lado del otro, incluso en la distancia más absurda. Las estrellas eran las únicas que presenciaban nuestras confesiones mas íntimas mientras nos intercambiábamos “te quieros” y “yo más”.
Y mientras me perdía en la nostalgia del amor adolescente, ese que enloquece el alma, la realidad me abofeteó.
Y ya no eras el mismo. Y yo, no soy la misma.
un post super bonito ! 😉
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Gracias Sara:)
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Me encantó! Muy bonito!
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Gracias :), me gusta verte por aquí.
¡Un abrazo!
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Hola!!! Pedazo texto!!! Apasionada me tiene!! Chapo!!! Te esperó en mi último post, blancaancosta. blogselle.es en el que hablamos de mis notas de la semana y haciendo las maletas para Madrid!!! Besazos!!!
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Gracias Blanca :):)
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Muy bueno! me hizo acordar a un fragmento de Neruda «nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos» (creo que era así)
Un beso!
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Maravilloso poema.
«Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise»
Mil gracias Neri 🙂
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Me ha encantado el post. Nunca he creído en el destino, prefiero pensar que soy dueña de mis propias decisiones y del futuro que construyo a cada paso, pero como dices, a veces me sorprenden tantas coincidencias.
Besotes
http://www.mybeautrip.com
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Yo también soy de las que piensan así, prefiero pensar que cada cosa que ocurra la decidiré yo en base a mis decisiones. Pero la vida es impredecible.
🙂 Gracias!
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Me ha encantado este post, creo que la vida es una toma constante de decisiones, y somos nosotros quien marcamos nuestro destino.
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No puedo estar más de acuerdo contigo Ona. Mil gracias por pasarte. Un beso fuerte:)
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Me chifla!!
Esas casualidades tan inesperadas… Coincidir en tiempo y espacio con quien probablemente no lo conseguiste cuando querías, me dejan asombrada la verdad.
Enhorabuena!
Un saludo 🙂
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A veces la vida tiene sus propios planes. Millones de gracias 🙂
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Yo tb creo más en las causalidades que en las casualidades, a veces incluso lo que parecen lo segundo en realidad son lo primero…
Y es que cada día tengo más claro q todo pasa por algo…
Revototal http://www.adolestreinta.com
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Cierto, todo tiene su plan secreto 🙂
Mil gracias.
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Increíble! 🙂
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Gracias 🙂
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Magnifico, estupenda reflexión!
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Increíble post!!
Dress to Impress Ibiza
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Muchas gracias guapa 🙂
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Me ha encantado!
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Gracias 🙂
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