La historia que no pudo ser

Amaba su locura, mucho más que cualquier otra cosa. Y la retaba constantemente, porque la conocía, sabía de su superación y sus ganas. Y jamás se dejaba amedrentar. Era fuerte y lista. Era astuta y decidida. Y no conocía miedo. Se anticipaba a las palabras, a los besos, a los te quieros.

serena y dam

Amaba la sutil forma de acariciarse el pelo. Y lo resolutiva que era. Tan práctica como para no cabecear. Cada principio tiene un final. Cada herida un lamento. Y cada despedida el deseo de volver a encontrarse. Y ella lo sabía. Tenía conciencia del tiempo, y lo exprimía hasta no dejar ni gota. Era un hoy constante. Queriendo acaparar cada segundo, no dejando nada por hacer, por soñar, por creer. Pero la noche llega. Y con ella un adiós a lo vivido. Pero habrán nuevos amaneceres, nuevos retos y nuevas batallas. Volverán a besarle las mejillas. A sonrojarla con palabras bonitas. A sorprenderla con canciones de amor. Y sonreirá como nunca.

Amaba sus disparatadas ideas. Cómo salpicaba el agua con las manos. Cómo correteaba por el campo creyendo en lo imposible. Alzándose por encima de las flores, acariciándolas a su paso. Y agradeciendo el maravilloso regalo de vida. Porque no le costaba decir gracias. Parecía incluso entonar la palabra. Y él reía de su melodía. De su cariñoso acento. De su deje que la delataba allá donde estuviese.

La amaba desde que la conoció. En silencio. A la espera del día que nunca llega. Analizando y estudiando la forma de hacérselo saber. Y cuando parecía encontrarla, el miedo conseguía paralizarle, las palabras no fluían, se ahogaba en sus silencios. Se quedaba seco, angustiado de dolor. Y parecía retroceder mundos. Alejarse a zancadas de lo que quizá más podía desear.

Pero hay palabras que necesitan ser dichas, porque sino marchitan a uno. Porque los momentos también pasan, al igual que las oportunidades. Y al final uno se queda con el regusto amargo de lo que no se atrevió a decir. Y con los años, el poso de ese recuerdo se hace más denso, y pesa más. Porque hay veces que uno debe darse de bruces y luego ya se verá. Los capítulos deben terminan, de una manera u otra, al igual que las historias. Resulta más gratificante que quedarse en puntos suspensivos, en interrogantes que jamás obtendrán respuesta.

pareja feliz mar

Luego vienen las lamentaciones. Las excusas con las que cargamos por miedo, al fracaso, al dolor, a la pérdida. Y es mejor asumirlo como venga. Enfrentarse a ello. Porque en cada derrota también hay victoria. Algo crece en nosotros. La verdad se acepta y se sigue adelante.

Otro ha debido dar el paso, porque se escucha su risa a lo lejos. Sus ojos centellean en la noche, y sus labios dibujan la verdad que ocultan sus palabras. Se ha multiplicado, como la espuma del mar cuando rompe en el acantilado. Tiene más luz si cabe. ¡Si no necesita la luna! Ella resplandece en la absoluta oscuridad.

Pero él jamás lo sabrá. A ella le atormenta una pena, de una historia que no pudo ser. Una amistad fugaz que dejó un recuerdo imborrable. Acaricia con los dedos las fotografías de un verano que quedó latente en un corazón desgarrado. Revive aquella mirada profunda. Aquellos roces inocentes, el calor de su abrazo, la ternura en sus palabras de aliento. ¡Y cómo la miraba! Porque hay miradas que se graban a fuego en el alma. Y ella se pregunta si él pensará en ella. Si alguna vez esperó un beso robado de unos labios castos que gritaban por él, que suspiraban por él.

El tiempo pasa y otro la abraza por la espalda. Le ama. También lo hace. De otra forma quizá. Tal vez más madura, más cuerda, más real. Y sabe que tendrá todo cuanto desee. Que satisfará sus necesidades con creces. Que le dará lo que otros no pudieron. Y será feliz. A pesar de que un día de final de Agosto esperó y esperó. Y posiblemente algo en ella siga esperando.

pareja sorpresa

Lo elijo entre doce

Me gusta Marzo. Me suena hasta bien al pronunciarlo. Corto y directo, enfatizando esa Z que le aporta personalidad. Así me llega el mes, rápido y sin dilación. A las puertas ya de la misma primavera. Del cambio de hora. Un salto bien grande hacia delante. De dos a tres y tiro porque me toca.

salto al agua

Marzo es comenzar de cero. Es darte cuenta que las cosas cambian, que nada permanece y dura para siempre, es transgresión y vitalidad. Es creer que todo es posible. Adiós a las penas, a la tristeza y melancolía de la lluvia, del frío. Son flores que florecen y días iluminados, de esos en los que tienes que entornar los ojos porque la potencia de los rayos limita tu visión, y a pesar de ello, te saca una sonrisa bien grande.

Marzo me hace desperezarme y sentirme preparada para todo, me saca de un salto de la cama con ganas de ruido, de risas fuertes, de griterío en terrazas con cañas por medio. Marzo es ambición, son uñas pintadas de colores alegres, son estampados imposibles y unas ganas tremendas de quedarse aquí. De no salir corriendo. De querer estar.

No siempre el mes me ha traído lo mejor. Consigue recordarme quizá alguna de las cosas que más me duelen. Y a pesar de ello, lo elijo entre doce. Es aceptarlo tal y como es. Con sus sorpresas y decepciones. Con las buenas y las no tanto. Es saber que lo perfecto aburre, y que sí fuera tan lineal como otros no me haría sentir, y quizá sea eso lo que más agradezco, la paleta de colores, el yin y el yang, la diferencia que marca con todo lo que me recuerda, y peor aún, con todo lo que sé que podría haber sido.

A pesar de todo, no pierdo la esperanza, porque cuando crees en algo, cuando pones todo tu empeño y tienes la firmeza y convicción necesaria, OCURRE.  Se transforma en real, en auténtico, lo bueno sabe mejor, y lo peor no lo ves tan malo. No sé si es el cambio de óptica, e incluso el mes, que sin yo saberlo me invita a creer en él, dejándome pistas por todos lados, haciéndome soñar con lo que otros me han arrebatado. Es fe, ilusión y ganas de cambio.

Dicen que cuando algo te gusta se nota, lo delata tu actitud, tu forma de andar, de comportarte, incluso los rasgos de la cara se suavizan y te ves más guapo. Cuando algo te gusta, ese mismo “ENTE”, llámalo como quieras, es consciente de ello, y lo dado es devuelto multiplicado por millones más. Lo mismo ocurre con las personas con las que congeniamos, las que “nos caen bien”. Creo que sin darnos cuenta irradiamos esa felicidad en ellos, esa sensación de “coge mi mano que te sujeto”, esos brazos abiertos, esa ACEPTACIÓN, que de alguna forma se presume. Se percibe, no se sabe bien cómo, pero lo hace. Y justo lo que estamos proyectando nos es devuelto, a través de complicidad, de empatía, de SIMPATÍA mutua.

foto amor

Quizá sea así con todo. Quizá tengamos que cargarnos de energía positiva, envolvernos constantemente de buenas vibraciones, de buenas palabras, de mejores pensamientos. Ir dejando a un lado lo que nos aterroriza para dejar el entorno limpio de injerencias desconocidas.

Quizá debamos sumar apoyos y restar mucho más los daños colaterales, pasarlos de largo, no detenernos tanto a pensar en ellos. Hacer fuerza, unos con otros.  Cogernos bien fuerte para formar una cadena humana. Para librar las batallas juntos, para no sentirnos solos ante las dificultades, para recibir apoyo, para ofrecerlo también. Para cerrar círculos. Para abrir nuevos. Para que se produzca el cambio, para que disfrutemos de ello. Para agradecerlo. Para trastornarnos y aún así encontrar el por qué. Para comprender que las escaladas más duras conllevan mayor responsabilidad, mayor esfuerzo, mayor trabajo y MEJOR recompensa. Mejores vistas. Mayor gratitud e infinitamente mayor satisfacción.

Marzo es color, es la sorpresa de quién descubre algo escondido durante generaciones, lo pule y lo hace brillar. Es la belleza de lo espontaneo, de lo natural. Es una risa sin porqué. Es la luz al final del camino. El café que invita a una pausa de trabajo a marcha forzada. El primer sorbo de una cerveza bien fría, con los ojos cerrados, saboreándola y dejándose llevar por el romanticismo de la vida. Por lo que se nos regala, por lo que disfrutamos.

Marzo es la sencillez de quién no espera fastuosidades, de quien en lo banal encuentra lo sublime. De lo que se hace esperar. Marzo son los días previos al viaje. El ansía de que llegue con el miedo a decir adiós demasiado pronto.

chica zapato

Me gusta porque sí, sumado a todo lo que me provoca.  Y ahora sólo cabe esperar, que nos sorprenda, que nos llene de vida, que la felicidad sea exponente de lo que anhelamos y que Marzo lo cumpla todo, que no deje nada por hacer, que no nos quede nada por soñar.

Y tú, ¿Con cuál te quedas?

El mío entre doce.

Explotas de Amor

A veces pienso qué cambio, luego me doy cuenta que fuimos nosotros los que lo hicimos. Un par de niños desafiando al juego del amor. Que no basta con una botella y un par de besos. Que las mariposas en el estómago no alcanzaron para hacernos volar, ni siquiera fuimos capaces de levantarnos del suelo.

beso vintage

Me mostrabas el mundo con tus prismáticos invisibles.

-¡Míralo otra vez!- Me retabas…

 Y yo juraba que lo veía, y ¡es que lo hacía! Ahora, años después, alejada de todo lo que fui contigo, soy incapaz de verlo. Tu ausencia me lo niega, lo hace desde que te fuiste. El azul adquirió otro color, no peor, diferente. Incluso las azaleas parecen mecerse distinto con la cálida brisa del sur.

-Métete entera, déjate de tonterías- Me gritabas riendo de mi cursilería barata.

Intentaba desafiar al tiempo contigo, hundirme en el mar y dejar que toda su espuma se apelotonara bajo mis pies. El oleaje crecía y con él el frío que me erizaba el bello de la nuca, como si susurrara, como si quisiera dejar constancia de algo. Estaba ahí, entre los dos, siendo testigo de todo ese amor inocente, puro, que cabalgaba valiente entre mundos distintos.

Corriste tan deprisa por mis espaldas que me pilló de sorpresa, terminé tan empapada como esperabas, los labios me tiritaban a traición y solo pude reír. Balbuceé alguna palabra, casi imposible de recordar, ¡Pero como reía! Y como lo hacías tú. Con esa sonrisa que enamoraba a cualquiera. Los ojos chisposos de una felicidad que nace casi de sopetón, sin aviso, explotas de amor, como un globo que sobrepasa el límite, ni una pizca de aire más. Pero para ti no lo había, nunca lo hubo, las reglas solamente eran hileras de palabras hechas para ser desvirtuadas, cambiadas a tu antojo.

-¡Maldito embaucador!, no me engañas más- Me moría de la risa a cada palabra. Porque lo sabía. Caería rendida una y otra vez. Volvería a caer las veces que hicieran falta.

noah allie helado

Tu imprevisibilidad me desbarataba los planes, rompía con todo en lo que creía y era, y cada día me daba más cuenta de que no tenía  ni idea de nada. Las cosas así son mejor. De sorpresa. Sin miedo. Sin preguntas. Uno debe sorprenderse a sí mismo. Dejar a un lado todos esos “algún día” y por fin SER/ESTAR/IMAGINAR/SOÑAR/CREAR/ARRIESGAR hoy.

Qué estúpida manía de postergarlo todo. De creer que llegará el día perfecto para llevar a cabo los sueños. Y se tiene el impulso, la rabia necesaria o nunca llegará. Tú me lo enseñaste, al igual que muchas otras cosas. Lástima que me aún me encuentre sumida en esa rueda de “luegos”. Y tengo menos perdón que nadie, porque mira que te empeñabas, pero al final me quedé sin nada. Lecciones que no se llevan a la práctica, quedan como una simple teoría, una historia que contar a otros.

Querías comerte el mundo a dos manos, y yo sabía que lo harías, que cumplirías todo eso que decías. Jamás conocí a nadie tan valiente, tan seguro. Me maravillabas, tú, enterito, con un guiño de ojo y un gesto malicioso. Ardía por ti, de ti.

Y te fuiste. Y no te seguí. Me quedé esperando reponerme algún día. Tenía mucho por hacer, crecer, estudiar, enamorarme mil veces más, perder, arrepentirme…

Porque habría bailado contigo tango en Argentina. Habríamos recorrido las calles de París cantando “la vie en rose” poniendo morritos franceses a cualquier viandante que se nos cruzase. Me habría perdido contigo, una y otra vez, con una vespa y botella de vino por el tan singular trastévere romano. Habríamos tropezado con algún adoquín, eso seguro, y habríamos tenido mucho que contar, y recordar, sobre todo eso.

france vespa

Ahora, desde una vida mucho más sistemática, poco variable y sensata en demasía, añoro como agua de mayo la frescura y espontaneidad que se excedía contigo. Porque precisamente era eso lo que ganaba a tu lado. Igual, algo yo te restaba, demasiado loco a ratos. Al final se comprende que la concordancia tiene algo que ver con todo eso.

Las personas suman, siempre suman, y te hacen sumar a ti. Más atrevido, más cauto, más valiente, más tú. Las personalidades se contagian a la velocidad de la luz.  En escasos segundos ya eres un poquito más o menos “tal”, ya has crecido los centímetros necesarios para atreverte a tal o cual cosa. Impulso es lo que acabamos dando.

Creo que cruzaré la famosa “Abbey Road” como un Beatle más a son de:

“And when the broken hearted people, living in the world agree, there will be an answer: Let it be»

«Y cuando las personas con el corazón roto, que viven en el mundo estén de acuerdo, habrá una respuesta: déjalo estar»

 

the beatles

Te estaré esperando.

Pensaba y podía

Éramos niños, todos lo fuimos, a veces se nos olvida. Nos gustaba caminar sin pisar las líneas del suelo, a pequeños saltitos, intentando ganar la partida, el reto silencioso que nadie entendía. Yo siempre fui más de rayuelas a media tarde, de extraescolares que inundaban horas de silencio contenidas y meriendas de bocadillo con lo que sea. Sentía debilidad por todo lo que contuviera “Disney”, y los miles de muñecos esparcidos por la cama no eran sino una oportunidad de imaginar todo lo que quisiera, podía convertirme en doctora, en maestra o veterinaria. Podía construir vidas híper alejadas de cualquier sensatez, podía incluso adivinar lo que estaría a punto de pasar. Un poco de vidente también tenía. Pues eso, que podía.

rayuela

Él era más de balón y rodilleras para pantalones rotos, arañazos que se curaban a besos y betadine en cantidades industriales. Era de chutar tan alto que se podía rozar el cielo, de gritar tan fuerte que las ramas agitaban al viento. Extremos que rivalizan por posicionarse en lugares privilegiados. Totalidad o ausencia. Extremista, siempre dando todo por esa opaca nada.

Mismos y distintos caminos, parecidas costumbres, lugares que nos unen y distancias que separan. Y es que lo que tiene que ser es, sin presión, sin embustes, sin tener que burlar a la vida, sin tener que embaucarla con historias imposibles, con promesas que dificultan las rutas que trazamos, las que cincelamos en busca de todo lo que deseamos.

Pensaba yo en todo eso, en la causalidad o la casualidad, en el destino, en las decisiones que tomamos, en las que decimos adiós, en todo ese batiburrillo de proyectos que tuvimos, que seguimos teniendo, que ahora compartimos. Pensaba en las jugarretas que te prepara la vida para luego regalarte pinturas de mil colores, para poner en tus manos las herramientas que trazarán los esbozos de intenciones futuras, de ideas o aspiraciones que algún día surgirán.

Pensaba en la simplicidad y grandilocuencia de las cosas, en lo paradójico que resulta darse cuenta que situaciones carentes de benignidad son ahora, y fueron en su momento, el impulso de acontecimientos que devinieron en éxitos rotundos. Por innumerables razones, por incalculables motivos. No tuvieron renombre, no hablo de ese tipo de triunfos aceptados por todos, si no de aquellos que engrandecen el alma, los que en silencio se convierten en paliativos y adquieren poco a poco ese sabor a confort, a estar en casa, a “por fin aquí”.

pareja apoyo

Me gusta pensar que nos dimos de bruces mil veces a lo largo de los años sin darnos cuenta. Me gusta imaginarnos, ahí pequeñajos, del brazo de nuestros abuelos, caminando por las calles del pueblo, yo con golosinas en los bolsillos y él con la colección de cromos. Me gusta imaginar que chocamos, que las miradas se cruzan por segundos, y continuamos impasibles nuestro camino, cada cual el suyo, paralelo, sin poder imaginar todo lo que sería, lo que seríamos, lo que viviríamos. Un déjà vú futuro. Una visita express a lo que somos.

Y nunca sabremos si efectivamente sucedió así, o se queda en una cursilería sensiblera por el deseo de querer pensar que de alguna forma estábamos entrelazados.

foto beso niños

Pensaba en los millones de sueños que tuvimos, los que se quedaron simplemente en eso. Pensaba en todo lo que quisimos ser, en aquello que esperábamos que sucediera cuando pasasen X años. Todo lo que esperábamos ser en el hoy. Y lo que no somos. Ni lo que nos asemejamos. Pensaba en que no es ni mejor ni peor, simplemente distinto.  Que tampoco soy esa niña que construía castillos de arena. Tampoco puedo pretender equiparar lo que deseo hoy a lo que deseaba entonces, porque los años pasan, y con ello la capacidad de inventiva, la personalidad, la madurez que pesa sobre los hombros y la cantidad de gustos personales.

A pesar de todo, seguimos soñando, imaginando todo lo que desearíamos tener en nuestras vidas. Sintiendo y esperando. Ese aspecto no cambia, se mantiene inamovible. Y quizá sea una de las cosas que jamás deberá hacerlo. Porque cuando se sueña se debe hacer a lo grande, sin limitaciones, o todo o nada. Como es él. Como un niño.

Telas inacabadas

Cuando esperas que te correspondan de una forma determinada, y quedas así, esperando. Que nada se predice, todo se interpreta de mil formas distintas, cada cual con la suya, con su razón, con sus motivos.

Pero esperas, porque es lo que toca, lo que corresponde arreglo a la situación, y te desilusionas, con las personas, con sus formas de hacer las cosas, con sus respuestas.  Y es que parece y ahora sé, que no se vive esperando.

mujer pensando y fumando

Buscaste una mirada, un comportamiento determinado, una explicación coherente después de cada desengaño, y solamente encontraste excusas erróneamente administradas, utilizadas desacertadamente. Quizá no hubo mala intención, pero fue exactamente eso lo que causó, involuntariamente o no.

Tú no habrías actuado así, porque en los momentos importantes es cuando se está, cuando se demuestra, cuando se arrima el codo.  Se comparten emociones, sentimientos a flor de piel, instantes que nunca perecerán por sí solos, como si perece la falta de motivación.

La alegría compartida se duplica, se triplica, se expande como pólvora. Y algunos afanosos tienden a esconderse, por no ser cómplices, por evadir cualquier muestra de júbilo.

Costaba más excluirse que ser participe, todo estaba preparado para ello, para dejarse llevar, para exteriorizar lo mejor de uno mismo. Pero parece que eso disgusta a unos cuantos que prefieren relegarse a un segundo plano, ver los toros desde la barrera, opinar, eso sí, despreciar, también.

La frialdad es la que ellos mismos demuestran. Es el arma que utilizan como escudo protector. Excusándose y acusándote de incoherencias desatinadas.

Y no espero más de ti, ni hoy ni mañana, ni próximamente. No esperes de mí. Quizá sea cierto eso de que las cosas cambian depende del ojo de quién las mira, y no le falta razón.

niños regalos

Todo fue exactamente contrario a como tú lo viste. No me creo que tantas personas estemos equivocadas.

Es triste, lo es, que después de tantos años surjan redecillas inconclusas, amistades que terminaron en cajón desastre, retales de telas inacabadas. Y tú ahí, intentando enhebrar la aguja, dejándote la vista en ello, pero la comisura del hondón cada vez es más estrecha y las ganas por intentar solucionar conflictos a los que ni siquiera encuentras raíz escasean, se agotan.

Quizá sea hora de despedir de la vida aquello que nos daña, a las personas que enturbian las relaciones, los que corren entre nebulosa dañina y contaminan la razón de todo lo que nos hace ser.  Hay determinadas personas que no están preparadas para ser participes de las satisfacciones de los demás, y aunque nos cueste entenderlo ocurre. Siempre ocurre.

Una rueda siempre gira sobre sí misma, y aquello que chafa y mancha mientras cree avanzar le vendrá siempre de vuelta, y enturbiará su propia existencia. La desdicha persistirá de forma constante porque nunca satisfará por completo su necesidad.

Y a mí solo me queda pena, porque no se puede sentir nada más ante situaciones así. Somos un viaje de ida, la vuelta no está asegurada. El camino será largo, y más vale compartirlo con personas que te lo hagan ameno, que te distraigan de las desgracias y sinsabores de la vida. Porque los habrá, no estamos exentos.

amigos

A lo largo del recorrido, sin quererlo y sin apenas ser conscientes, casi de forma automática, nos empapamos y nutrimos de todo lo que otros aportan a la crónica de nuestra esencia. Desde bien temprana edad, el entorno, así como los familiares, amigos, desechan y esparcen pequeños rescoldos de todo cuanto son, y nosotros los absorbemos sin titubeo. La personalidad propia se compone de múltiples factores, y uno de ellos posiblemente sea éste mismo.

No nos codeemos con aquello que no nos hace bien. Sepamos distinguir todo lo que enriquece la personalidad que queremos mantener o ser.

Aquí y ahora. Tú. Yo. Nosotros. Todo lo que está por venir. Todo lo que dejemos que venga.

Me pregunto

Y me pregunto si me estarás viendo, aquí sentada, echándote en falta. Me pregunto si sabes que cumplí con aquello que pedía desde mis diecisiete y a lo que todos hacíais oídos sordos por miedo, miedo a lo que no conocemos, miedo a las consecuencias, a que todo saliera mal, miedo a que luego me arrepintiera. Y no sé si sabes que me decidí, y estoy feliz.

Me pregunto, y ahora más que nunca si me ves, porque ojalá lo hagas, necesito que lo sepas, inconscientemente suplico porque así sea. En sueños te busco y te lo cuento. Te cuento que me caso, que al final damos el paso, y que no podía elegir ni existir mejor fecha para ese acontecimiento que el día de tu cumpleaños.

pareja en brazos

Me pregunto si sabes que terminé la carrera, y que intento cada día luchar y convertirme en la mujer que siempre quise ser, tanto personal como profesionalmente. Quizá ni siquiera tenga nada claro, pero te juro que lo intento, y algún día quizá lo logre.  También te digo que estoy mejor que nunca, más fuerte que nunca y mi determinación marca el paso de mis propios objetivos, ocultos o no.

Te pido que seas testigo del día más feliz de mi vida, porque cuando me encuentre rodeada de gente ten por seguro que te buscaré entre la multitud, iré descartando rostros conocidos, intentando vislumbrar tu sombra, tu silueta, a ti. Y necesitaré encontrarte, necesitaré sentirme arropada, saber que estás ahí, al otro lado, velando por mí.

No necesito verte con nitidez, no me hace falta, porque sé que no es necesario y más cuando estoy totalmente segura de que tu presencia la sentiré de inmediato.

Ya he elegido mi vestido, es exactamente igual al que aparecía en mis sueños. Me pregunto si te gustará, si le sacarás “peros” o si por el contrarío te emocionarás al verme con él, seguro que ambas.

Espero que ese día me ayudes a ponérmelo, quiero notar cómo me abrochas los botones de la espalda, la calidez de tus manos en mis hombros y la ternura que sólo puede transmitir alguien como tú.

Prométeme que me acompañaras al altar, que guiarás mis pasos y no me dejarás caer. Da igual que el papá me lleve agarrada del brazo, también te necesito a ti.

foto boda

En el fondo, sé que estarás en el brillo de mis ojos cuando me emocione, porque sabes que lo haré, que soy una llorona empedernida y nada me detiene cuando empiezo. Que lloro sin motivos y por cualquier cosa, que de repente algo me anuda el estómago y en ese momento sé que viene, que llegan las lágrimas como olas gigantescas arrasando con todo lo que pilla por medio. También sabes que intentaré disimularlo, abriré los ojos fuertemente y suplicaré porque aquello pase sin pena ni gloría.

Sé que estarás en la emoción y la ilusión que me embargará en esos momentos, en mi sonrisa y en cada uno de mis pensamientos. Eso sí que no me lo arrebata nadie. Tú y yo.

Quiero que formes parte de todo esto. Quiero que vivas ese día tal y como lo viviré yo,  que lo hagas a través de mis ojos.

Y aquí me tienes, suplicando tu presencia, rogando porque así sea. Porque dicen que todo lo que uno desea con todas sus fuerzas al final se cumple, y eso espero, porque no hay nada que pueda desear más.

Me pregunto si sabes que no hay día que no te recuerde. Y no sé porque me preocupa todo esto, no sé como soy tan tonta, porque conociéndote tal y como te conozco sé que ese día no te lo perderás por nada del mundo, ni por millones de impedimentos ultra inimaginables.

Te recuerdo y te espero.

baile nupcial