Demasiado tiempo

Demasiado tiempo ya sin ti. Demasiados días vacíos desde que te fuiste. Pero la vida sigue, aunque duela lo hace. Nadie es lo suficientemente importante para que se paralice el mundo, todo sigue como si nada. El sol volvió a salir, los pájaros seguían cantando, el griterío de la gente enmudeció durante días porque dentro de mí se libraba la batalla más dura, mucho más ruido interior que exterior. Y seguía esperando poder dar un paso hacia adelante, quería ser más fuerte, más valiente, y se me humedecían los ojos con solo pensarte.  Pero lo aprendí, fui consciente de ello, al final lo entendí todo, jamás iba a superarte, jamás menguaría el dolor ni dejarían de brotar lágrimas al recordarte. Tendría que vivir con ello. Tendría que aprender a vivir así, sin un pedazo de mi alma. Sin una parte de lo que soy o de lo que algún día fui.

beyonce y su hija

Y pasaban los días. Y tuvimos que superar todas esas primeras veces con tu silla vacía. Primer verano  sin ti, primeras navidades sin ti, primeros cumpleaños sin ti. Y todo ocurrió de la misma manera que años atrás. Se cantaban villancicos, se comía turrón y soplamos las velas en tu ausencia. Y no entendía nada. No comprendía porque el mundo no cambiaba un poquito. Porque el cielo no palidecía. Porque los campos no perdían su color, porque las flores seguían creciendo.  Pero es así. Todos sufrimos esa antagonía, esa rabia contenida de saber que el ciclo sigue aunque para ti se haya paralizado, aunque te sea negada la risa, las ganas de cantar, de saltar y seguir luchando.

Y me sigo sentando en tu sillón. Utilizo tus cosas sabiendo que fueron tuyas, que las tuviste en tus manos. Algún día importaron algo para ti y hoy lo hacen conmigo. Las custodio sabiendo que no volverás, aunque lo ruegue cada noche y lo piense a todas horas.

¡Han pasado tantas cosas desde entonces! Me sorprende la rapidez con la que todo cambia. Es una ruleta que jamás deja de girar. Podemos estar sumidos en una monotonía constante y en una milésima de segundo volar por los aires. Esfumarse la seguridad y la tranquilidad que aporta una vida serena y monocorde.

Cuando cierro los ojos, y me concentro en ti, siento las yemas de tus dedos recorriendo la correa de mi reloj. No sé si era tu forma de decirme que el tiempo no se detiene, que no espera a nadie, o simplemente lo hacías para corroborar que yo estaba ahí, a tu lado, esperando poder sujetarte tan fuertemente para impedir que te fueras. Pero no lo hice. No pude retenerte, me fue imposible, escapaba a todo cuando pendía de mis manos. Todas mis energías y mis fuerzas se disiparon cuando comprendí que no dependía de mí, ni siquiera de ti. Muchas de las cosas más transcendentales simplemente ocurren porque sí. Sin explicación, ni lógica. Sin poder hacer nada al respecto. Nos cargamos con demasiada culpa, pensando que podríamos haber cambiado las cosas, que podríamos haber podido. Pero no es así.

Ahora, ¡Te preguntaría tanto! Y mira que tuve tiempo de hacerlo. Pero nunca es suficiente. Cada día surgen nuevos miedos, dudas y preguntas existenciales que me parecen imprescindibles que fueran contestadas por ti. Si hice bien tal o cual cosa. Si te sentirías feliz de verme con lo que tengo. Si te hubieras comportado del mismo modo. Si hubieras sido más fuerte que yo en aquella situación. Si hubieras encontrado las palabras que me habrían hecho sentir mejor. Aunque eso ya te digo que me parece imposible. Pero tal vez un abrazo tuyo si hubiera necesitado, o una sonrisa, o simplemente verte ahí con ella. Y saber que os tenía a las dos, sujetando mi pelo, apoyándome en mis decisiones, rezando conmigo.

nube cucurucho

Son varios años de ausencia. Me mantuve enfadada con el mundo bastante tiempo.  Tenía que hacerme notar. Dar a entender mi disconformidad con determinadas decisiones. Pero las malas caras nunca benefician a nadie. Ni los enfados, que menguan a uno mismo hasta dejarlo sin nada. Poco a poco voy cediendo y sorprendiéndome de la grandiosidad de lo pequeño.  Del “hoy” que me regala tanto.

Intento buscar siempre la sorpresa, mi admiración por todo lo que me sale al paso. Desde ver un conejo correr por el campo hasta el nacimiento de los cerezos en flor. Todo esconde su belleza. Su pequeño milagro.

A veces pienso que me gustaría volver atrás por un día, o por muchos, y darte de una todos los besos que he acumulado este tiempo, todos los que no han sido dados, que han quedado volando entre tu mundo y el mío. Y explicarte detalladamente lo que te has perdido. Escuchar tu risa. Verte cantar el “cumpleaños feliz” tocando las palmas. Incluso escucharte refunfuñando por las esquinas, con la fuerza suficiente para que se te oiga pareciendo que únicamente hablas para ti. Que me asustes diciéndome que son las doce cuando ni siquiera han llegado las diez. Que me prepares la comida a riesgo de que me queje. Y oírte decir mi nombre. Eso lo extraño mucho.

chica rulos

Ahora no son más que palabras que no te llegarán, que no escucharás ni podré leerte. No son más que unas hojas que añadir a un diario imposible.

Pero aún puedo cambiar cosas que sí dependen de mí. Puedo escoger la forma de echarte de menos o más. Puedo escoger cómo hacerte participe sin poder estar. Y pensarte sabiendo que jamás lo sabrás.

“Cada persona que pasa por nuestra vida es única. Siempre deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros. Habrá los que se llevarán mucho, pero no habrá de los que no nos dejarán nada. Esta es la prueba evidente de que dos almas no se encuentran por casualidad”.- Jorge Luis Borges.

Parecía impensable.

La vida ha decidido retarnos, así, sin preguntas, sin porqués, sin medias tintas y con razones que jamás entenderé, ni entenderemos. Porque era tan mío como tuyo, tan nuestro que se mimetizaba en las sombras, en la piel que compartíamos bajo centímetros de plumón en la noche, en todos esos besos que nos dimos, que nos seguimos dando, en todo lo que creíamos tener y todo cuanto ahora nos falta.

pareja durmiendo mano

 

Parece que el destino, juguetón donde los haya, nos arrebató todos esos sueños que se esfumaron sin más, que quedaron sin luz, apagados y tristes, en mesitas de noche bajo manchurrones negruzcos y pañuelos de papel.

Y me pregunto que fue, qué motivo pudo haber, donde se marchó esa risa permanentemente ridícula que me mantenía ocupada a cualquier hora del día, la que se me perfilaba en los labios descubriendo una cara bobalicona y tonta, jugando al despiste, porque resultaba demasiado evidente, manifiestamente indudable. Demasiado todo.

Ahora nos quedan los rescoldos de un ensueño, las cenizas que juro por Dios creí inextinguible, pero las llamas prenden a la mínima fisura y absolutamente todo es inflamable, excesivamente insalvable. Y me quedo en el suelo, con las piernas cruzadas como si de un indio tratara, con las manos salpicadas de ese vacío que queda cuando todo se marcha, con el dolor de pecho que grita todo lo que otros callan. Y no hay razón, ni ya la busco, porque ni la evidencia más simple podría sofocar la complejidad de lo que se siente cuando el corazón estalla, cuando busca sofocadamente una explicación lógica o ilógica, mejor irreal.

mano pajaro

Creí que viví un sueño. Cada día que pasa es la confirmación de que fue real, la añoranza lo recuerda, el dolor también. Las lágrimas que luchan por salir a flote entre todo este mar de dudas, de incomprensión, porque cuesta entender el por qué y el por qué ya no, ya no será.

Ahora lo sé, que jamás había sido así de feliz, que las razones únicamente se centraban en ese todo, en ese nuestro. Y ahora queda ese agujero tan grande, tan inmenso que poco importa todo ya. Ya no importan las ilusiones que construimos a golpe de fantasías, cuando esa semilla perenne crecía dentro de mí, cuando con solo mirarnos lo decíamos todo, cuando nos sentía y la dejábamos sentir.

Y me niego a olvidar todo lo que tuve, porque algo tan puro y simple lo es también indeleble, imborrable y de alguna forma indestructible.

Nunca esperamos tener que encontrarnos en el tipo de tesituras que marcan un antes y un después. En aquellas que viven otros, que creemos ajenas a nuestra realidad. Pero de golpe y porrazo se presentan, sin aviso y sin preámbulo alguno. Y te aseguro que no llegamos a conocernos realmente hasta entonces. Porque uno puede, siempre puede. Puedes hoy, y podrás mañana. Y cuando crees no poder más también lo haces.

Y dicen que si el tiempo, que si nuevas ilusiones, que esto también pasará. Hablan de volver a empezar, de nuevos cuadernos con nuevas historias, de nuevas fechas en calendarios distintos. Un atisbo, un rayo de esperanza, un mañana, un quizá.

pareja baile bonito

Y sólo agradezco algo. Tú, a ti. Por seguir al pie del cañón, por demostrarme que cualquier problema se empequeñece si se comparte. Que dos siempre es mejor que uno, mirando hacía el mismo lado, sintiendo lo mismo. Que el amor surge y renace de cualquier espina, incluso de las que duelen y las que dejan huella. Que uno no sabe lo que tiene hasta que la situación más insoportable se presenta, y ahí te das cuenta, de las personas, de lo que significan y significas, de cómo en el dolor también hay amor, y como todo ese amor es reforzado y crece, florece hasta límites impensables.