Egoísmo Navideño

La Navidad es consumismo. He escuchado esa frase millones de veces, de muchas personas distintas. Y bien mirado, no les falta razón. Pero lo es la Navidad, lo es San Valentín y lo son la multitud de fiestas que transcurren a lo largo del año, y en la que los establecimientos afanosos tienden a manifestar a bombo y platillo su llegada, sirviéndose de canciones, de infinidad de adornos y decoraciones varias, todo para invitar a esa malévola parte que habita en cada uno de nosotros a necesitar como si del fin de mundo tratara toda esa cantidad de cosas vanas y superfluas que hasta ese momento habíamos obviado.

mujer decorando navidad

Porque no cuesta reconocer que muchísimas veces la necesidad surge porque el momento y la situación nos invita a ello. Siempre habrán excepciones que rompan con la regla, claro está.

Pero fuera de todo esto, dejando a un lado toda esa parodia enmascarada, subyace algo completamente contrapuesto. Sentimientos, amor, lealtad, ganas de ser mejores. No sé vosotros, pero para mí, fuera de la superficialidad de lo que implica comprar ropa, detalles…, lo verdaderamente importante, y lo que me arrastra a los centros comerciales o a las calles es la ilusión. Sencilla y llanamente eso. Ilusión por conseguir el regalo perfecto, ya sea porque esa persona anda tiempo detrás de tal o cual cosa, porque no se la espera, o simplemente por conseguir un esbozo de felicidad en su rostro. El motivo real es hacer feliz a otro. Está claro que es una auténtica nimiedad, que la felicidad no radica en tener una cosa u otra, pero si sé que el efecto sorpresa, los minutos empleados en busca de ese detalle especial, la dedicación con la que esmerada y delicadamente se envuelven, las palabras que nos ha costado encontrar y que decididamente hemos plasmado en un sobre, una carta o una felicitación, el ansía de que llegue el día de entregarlo, sí cuentan, y tanto que lo hacen. Mucho más que el obsequio en sí.

frase navideña

Un abrazo sincero, un simple “gracias” o  una cara de asombro absoluto, compensan con creces las horas de agobio, de colas y de espera. Puede que incluso lo haga con todo aquello a lo que hayamos tenido que renunciar para ello.

Hoy confesaré que multitud de veces me he visto embriagada ante la necesidad de adelantarme al acontecimiento y entregar aquello que había comprado con antelación. Y al final no lo he hecho, he sabido esperar a su debido momento. Pero esos segundos en los que literalmente me he comido las uñas por el deseo de querer ver esos ojos chisposos, la sonrisa o cualquier muestra de júbilo, personalmente no los cambio por nada.

Es el compromiso que adquiero por propia voluntad, y que me resulta completamente necesario, aunque sea para unos segundos, horas o años.  Conseguir por uno mismo hacer feliz a otro. La recompensa  siempre se gratifica con creces, la felicidad es devuelta. ¿Existe algo más puro y bello que ser feliz por el simple hecho de ver feliz a otro? Será el acto de egoísmo más hermoso que exista.

Por todo esto, os deseo mucho consumismo, muchas ganas de pelear por aquello que busquéis, pero sobretodo os deseo grandes dosis de egoísmo sano, del bueno, del tú y yo. Ser feliz y hacer felices cuesta muy poco.

árbol navidad

¡Felices Fiestas! ¡Feliz Navidad!

Aunque se pierdan otras cosas a lo largo de los años, mantengamos la Navidad como algo brillante, capaz de unirnos y hacernos más felices.- Grace Noll Crowell

Parecía impensable.

La vida ha decidido retarnos, así, sin preguntas, sin porqués, sin medias tintas y con razones que jamás entenderé, ni entenderemos. Porque era tan mío como tuyo, tan nuestro que se mimetizaba en las sombras, en la piel que compartíamos bajo centímetros de plumón en la noche, en todos esos besos que nos dimos, que nos seguimos dando, en todo lo que creíamos tener y todo cuanto ahora nos falta.

pareja durmiendo mano

 

Parece que el destino, juguetón donde los haya, nos arrebató todos esos sueños que se esfumaron sin más, que quedaron sin luz, apagados y tristes, en mesitas de noche bajo manchurrones negruzcos y pañuelos de papel.

Y me pregunto que fue, qué motivo pudo haber, donde se marchó esa risa permanentemente ridícula que me mantenía ocupada a cualquier hora del día, la que se me perfilaba en los labios descubriendo una cara bobalicona y tonta, jugando al despiste, porque resultaba demasiado evidente, manifiestamente indudable. Demasiado todo.

Ahora nos quedan los rescoldos de un ensueño, las cenizas que juro por Dios creí inextinguible, pero las llamas prenden a la mínima fisura y absolutamente todo es inflamable, excesivamente insalvable. Y me quedo en el suelo, con las piernas cruzadas como si de un indio tratara, con las manos salpicadas de ese vacío que queda cuando todo se marcha, con el dolor de pecho que grita todo lo que otros callan. Y no hay razón, ni ya la busco, porque ni la evidencia más simple podría sofocar la complejidad de lo que se siente cuando el corazón estalla, cuando busca sofocadamente una explicación lógica o ilógica, mejor irreal.

mano pajaro

Creí que viví un sueño. Cada día que pasa es la confirmación de que fue real, la añoranza lo recuerda, el dolor también. Las lágrimas que luchan por salir a flote entre todo este mar de dudas, de incomprensión, porque cuesta entender el por qué y el por qué ya no, ya no será.

Ahora lo sé, que jamás había sido así de feliz, que las razones únicamente se centraban en ese todo, en ese nuestro. Y ahora queda ese agujero tan grande, tan inmenso que poco importa todo ya. Ya no importan las ilusiones que construimos a golpe de fantasías, cuando esa semilla perenne crecía dentro de mí, cuando con solo mirarnos lo decíamos todo, cuando nos sentía y la dejábamos sentir.

Y me niego a olvidar todo lo que tuve, porque algo tan puro y simple lo es también indeleble, imborrable y de alguna forma indestructible.

Nunca esperamos tener que encontrarnos en el tipo de tesituras que marcan un antes y un después. En aquellas que viven otros, que creemos ajenas a nuestra realidad. Pero de golpe y porrazo se presentan, sin aviso y sin preámbulo alguno. Y te aseguro que no llegamos a conocernos realmente hasta entonces. Porque uno puede, siempre puede. Puedes hoy, y podrás mañana. Y cuando crees no poder más también lo haces.

Y dicen que si el tiempo, que si nuevas ilusiones, que esto también pasará. Hablan de volver a empezar, de nuevos cuadernos con nuevas historias, de nuevas fechas en calendarios distintos. Un atisbo, un rayo de esperanza, un mañana, un quizá.

pareja baile bonito

Y sólo agradezco algo. Tú, a ti. Por seguir al pie del cañón, por demostrarme que cualquier problema se empequeñece si se comparte. Que dos siempre es mejor que uno, mirando hacía el mismo lado, sintiendo lo mismo. Que el amor surge y renace de cualquier espina, incluso de las que duelen y las que dejan huella. Que uno no sabe lo que tiene hasta que la situación más insoportable se presenta, y ahí te das cuenta, de las personas, de lo que significan y significas, de cómo en el dolor también hay amor, y como todo ese amor es reforzado y crece, florece hasta límites impensables.