Oveja negra

Oveja negra. Siempre he detestado ese calificativo, esa connotación negativa que viene implícita por sí misma. Ese “fuera de lugar” que implica dejar al margen, ser contrapuesto a lo que otros esperan, salirse del estereotipo, romper los moldes, diferenciarse. Y parece que eso es malo, te tildan de raro, de rebelde, de caso perdido… ¡Ay con los casos perdidos! Que posiblemente no hagan otra cosa que encontrarse, que buscar esa exclusividad que con el tiempo se ha ido perdiendo. Se pierde lo auténtico, lo real, lo de verdad. Y queda toda esa sarta de mentiras, de falsedad, de postureo, de buscar la propia identidad en base a otros, de construir sobre cimientos que se balancean. Aprobación, esa es la auténtica cuestión. La necesidad de sentirse parte de algo, de echar raíces en algún sitio, de pertenecer a un grupo, de experimentar la grata sensación de estar seguros. Protección. Uno se siente más protegido cobijado entre un baño de multitud, porque la soledad asusta, aterroriza, siempre lo hace, aunque lo neguemos.

audrey

Y ese es el error. Pensar y dar por sentado que sin moldearse en base a las estipulaciones dadas no formaremos parte. No sumaremos. No construiremos. No forjaremos. Demasiados nos y falta de agallas, o comprensión, llámalo como quieras. O echarle un par de narices a la vida.

Y pensándolo bien, ¿Quién puñetas fijo esas bases? Alguien que posiblemente quería tener al redil bien cerca, controlado, vigilado. ¿De verdad alguien puede querer vivir siguiendo las coordenadas de un mapa en el que no se encuentra? Una estrella brilla por sí misma, y precisamente eso es lo que la convierte en un astro genuino y excepcional.

Debería estar prohibido aunque fuera moralmente parecerse al resto, seguir el guión, la pauta marcada. Deberían educarnos para volar, dejar a un lado complejos, inseguridades y “ser” en todo nuestro esplendor. Poder ser cada cual la manifestación de lo que siente, de cómo lo siente, de cómo ve las cosas, o cómo desearía verlas. Sin coartar sueños, ni deseos, sin limitar la personalidad a base de sutiles “correcto”,“incorrecto”.

Me fascina la gente auténtica, la que no teme a nada, la que no se gira en busca de aprobación, ni siquiera cuando dice lo que piensa. La que todas las mañanas se pone el mundo por montera, y no espera, “ES” y luego ya se verá.

A largo de mi vida he tenido la suerte de tropezarme con personas así, suelen escasear, pero muy de vez en cuando aparecen y te deslumbran. Y te quedas cegado por toda esa luz que irradian. Pero poco a poco consigues verlas, deshojar todo lo que les envuelve y admirarlas.

pareja fuego

Son personas a las que les ha costado estar donde están, que no han tenido fácil la vida, porque ha habido rechazo o incomprensión, o simplemente desconocimiento. Nos cuesta endemoniadamente empatizar con aquello a lo que no acostumbramos. Y automáticamente, sin apenas darnos cuenta, dejamos de lado, arrinconamos y negamos.

Deberíamos decir “basta”. Deberíamos decir “hasta aquí hemos llegado”. Cambiémoslo.

Cambiemos lo apropiado por lo natural, por lo que sale del alma, la espontaneidad, la risa ridícula, los gritos de felicidad, el llanto sincero… ¿Quién querría a alguien que expresa la felicidad y la tristeza de la misma forma? ¿Quién admiraría a alguien del que pueden conocerse sus reacciones antes de llevarlas a cabo?

Si quieres sonreír sonríe sino no lo hagas. No porque últimamente esté de moda eso de “la sonrisa es lo único que pega con todo” “sonríe siempre” “levántate sonriendo” ¿Pero qué clase de idioteces son éstas? Hazlo cuando te apetezca, cuando estés de humor, hazlo porque sí, pero porque tú lo quieras. No regales sonrisas a quién no las merezca. Sé tú. Y muéstrate tal cual eres. Con tus cosas buenas y malas. Con tus días y tus noches. Como una sabia Marylin dijo:

“Soy egoísta, impaciente y un poco insegura. Cometo errores, pierdo el control y a veces soy difícil de lidiar, pero si no puedes lidiar conmigo en mi peor momento, definitivamente no me mereces en el mejor”.

marilyn guapa

Lo blanco está sobrevalorado, lo pulcro, lo limpio. Embadúrnate de ti mismo, mánchate enterito de barro, cáete y levántate, vuelve a caerte. Experimenta, investiga y déjate llevar. Sé oveja negra o roja, gris o multicolor. Sé lo que sientas que eres. Cree y sigue creciendo.

“Era la oveja negra de la familia, pero una parte esencial de ella” (Rabih Alameddine)