¿Y qué? ¿De verdad?

Soy una persona excesivamente empática. Y aunque en principio pueda parecer una virtud, que no niego que lo sea, hay determinadas ocasiones en las que puede resultar un verdadero quebradero de cabeza y afectar de manera muy personal a cualquier resquicio de mi vida.

hermanas distancia

Enseguida siento el dolor de otro y lo vivo con una intensidad aplastante. Pienso en ello durante tiempo después y de alguna forma mis pensamientos viajan junto a esa persona a lo largo de mis días. Incluso me pasa con personas no tan cercanas a mí.

Estoy aprendiendo a relativizar las cosas. A no dejar que todas las noticias penetren en mí de la misma forma. Porque no se puede vivir así. Desgraciadamente en el mundo hay noticias terribles cada día. Y precisamente porque somos personas nos afectan, es inevitable. Sufrimos con las pérdidas, con las enfermedades, con las malas noticias que truncan los sueños de uno, con las despedidas, incluso con nimiedades que en el momento nos parecen montañas imposibles de escalar.

Cuando un latigazo golpea tu espalda con fuerza, valoras lo que antes no veías e incluso obviabas. Y descubres lo verdaderamente importarte, lo que siempre ha estado ahí. Lo que permanecía oculto entre tanto problema innecesario, entre tanta banalidad. La simplicidad de las pequeñas cosas.

Y te preguntas, ¿De verdad mi mayor preocupación residía en eso? ¿De verdad me enrabietaba por no saber que ponerme? ¿Por haber tropezado? ¿Por la lluvia que nos sorprendió un día de playa? ¿Porque el niño dibujara un arco iris sobre la silla blanca? ¿El perro destrozó el jardín? ¿Y qué? ¿De verdad?

El otro día leí que alguna de las palabras que más nos cuesta pronunciar a los adultos son: Perdón, ayúdame y gracias. ¿De verdad?

Piénsalo. ¿Dónde vamos a llegar? ¿Cuál es el límite? ¿Vamos a permitir que nuestra negativa a esas palabras nos defina? ¿Dónde reside lo humano? ¿Qué clases de personas queremos ser? ¿Algún día nos daremos cuenta? ¿Abriremos los ojos por fin y respiraremos aliviados? Espero que no sea demasiado tarde.

niño perro

Hoy, entre este matojo de palabras, siento la necesidad de dar las GRACIAS, así en mayúsculas. Por la infinidad de cosas buenas que disfruto. Porque siempre tenemos más de lo que creemos y menos de lo que lloramos.

Gracias a vosotros, por leerme, por estar al otro lado de la pantalla, ya sea de la tablet, el móvil, el ordenador o cualquier mecanismo electrónico del que disponemos. Sí, tú, el que va en pijama o bikini, el que me está leyendo desde la playa, la oficina o disfrutando del auténtico placer de vivir.

Gracias por cada comentario, por las veces que habéis sentido conmigo, ya sea congojo o felicidad, pero SENTIDO, ¡Qué pocas cosas hay más bonitas que esa! Por cada palabra, de ánimo, de fuerza, de felicidad. De crítica, también.

Agradezco cada persona que ha definido mi vida de alguna forma. Los que ya no están, los que llegaron y se quedaron y los que vendrán. Todos fueron y son imprescindibles, inolvidables e insustituibles. Cada uno, a su forma, dejó algo, una huella imposible de borrar. Un trocito de alma que me pertenece. Que cuenta una historia de dos vidas. Que cuenta con un pasado que voló y un presente que todavía es nuestro.

amigos gossip

Agradezco poder reír, llorar y cantar. Poder andar y correr. Poder sentir FELICIDAD. El susurro de las hojas mecidas por el viento. La frescura al enterrar los pies en la arena mojada del mar. El canto de los gorriones. Un paseo tranquilo, sin prisa, levantando el acelerador, y nuestra canción preferida. Escuchar la risa de alguien a quien amas, y reír con él/ella. Contar los dedos de los pies. Comerte a besos.

Agradezco, simplemente, poder ESTAR. Seguir luchando por entender un misterio de vida que quizá jamás se resuelva. Conservar la inocencia. Querer trepar más alto. Arriesgarse y querer un poco más. Conservar fotos viejas, recuerdos tontos que para nosotros son TANTO. No olvidar su perfume. Leer y releer historias. Escribir lo primero que venga a la mente, y tacharlo, o no, cumplirlo sí. Viajar y dejarse conocer. Escuchar a otros. Aprender de otros. Creer en otros.

Agradezco los madrugones por obligación, las noches hasta las tantas. Las copas entre amigos. Agradezco los “buenos días” seguidos de beso. Agradezco las sorpresas inesperadas, las visitas improvisadas y el ladrido del perro. Agradezco poder agradecer. Poder abstraerme del falso envoltorio y valorar, desde la semilla que crece con fuerza hasta los rayos del sol.

El buen tiempo se instala con fuerza, las colchonetas, las raquetas y las pelotas se instalan en los rincones de las casas. Sonreímos más y nos preocupamos menos.

Toca descansar, aprender a agradecer el silencio, encontrarse con uno mismo.

cate blanchett

Y repetir mucho: Perdón. Ayúdame. GRACIAS.

Uno y dos a la vez

Me gusta la diferencia que marcas. Que tu personalidad irradie de manera sobrenatural. Me gusta cómo me miras, y todo lo que transmiten tus ojos. Me gusta tu sencillez, tu calma, la manera en la que explicas las cosas. Me gusta que suspires, que vueles lejos y me dejes hacerlo contigo.

audrey beso

Mi punto débil. Mi sueño hecho realidad. Mi helado de chocolate. Mi té caliente. El libro en mi mesita de noche. Mis últimas palabras antes de dormir. El beso de “buenos días”. El quédate conmigo. Las lágrimas salpicadas en el cristal. Mis oraciones más sinceras. Las trenzas que fueron sueños. El grito de felicidad. Ese “contigo y con nadie más”. El “para siempre”. El anillo de mi dedo anular. Los viajes a todas partes. Las promesas que se cumplirán.

Somos uno y dos a la vez. Somos lo que siempre quise ser. Y yo esperando que llegaras.  Y te luciste. Menuda entrada triunfal. Asaltaste el campamento para echar raíces. Para conquistar lo que otros no pudieron. Y lo entendí. Llega sin ser llamado y cuando ha de ser.

Me gusta lo diferente que somos. Tú tan paraíso y yo tan volcán. Que contrarrestemos las carencias que faltan por separado. Que complementemos lo que no hemos sido.

A veces te lo niego, pero presiento que dentro de tu caos existe un estudio predeterminado de orden inapreciable para otros, incluso para mí. Dentro de todo ese embrollo de ideas hay otras que contribuyeron a lo que son, que determinaron lo que serían. Solo que están a la espera de ser descubiertas. Y eso ya será otro cantar. Pero prometo buscarlas contigo.

Me gusta como hablas de mí. Que se te llene la boca de solo pensarme. Que me hagas sentir tan especial como siempre, como nunca tal vez, porque cada día es nuevo, irremplazable al anterior. Y siempre ha ido a más. Superándote a cada paso. No dejándote vencer, ni acomodar. Hoy es el mejor día para sentirlo, para demostrarlo, para hacerlo valer.

Me gusta la seguridad que tienes en nosotros. Porque no es dañina, no es de las que creen que todo está hecho. Es dedicación, constancia y tranquilidad. Saber que estaremos apoyándonos incondicionalmente, tener por seguro que jamás te soltaré de la mano, que tú tampoco lo harás conmigo.

Me gusta tu imposibilidad de enfadarte conmigo. Que con una mirada baste para un par de risas. Que prevalezca siempre el amor al orgullo. Que lo dejes de lado por mí, que no exista conmigo. Me gusta que contemos las horas para vernos. Que la primera respuesta sea siempre beso. Que los mensajes inesperados en jornadas laborales complicadas hagan olvidarlo todo.

 Me gusta que se me contagie tu risa. Que intente hacerme la dura y me desarmes por completo al instante. Dejar a un lado los muros e incluirte en mí. En mi futuro, en mi presente, en mis sueños, en mi batiburrillo de ideas que no sé si cumpliré. En mi alocada cabeza y mis deseos inalcanzables.

pareja agua

Me gusta ser yo contigo, con lo bueno y lo malo, que no exista limitación, que no coartes mis ansias por llegar, que me impulses a correr más lejos. Me gusta que seas participe de cada movimiento, que no esperes ni desesperes. Que simplemente estés ahí. Preocupándote por si caigo, esperando verme grande. Tu felicidad es la mía, mis alegrías se duplican contigo.

Es complicado encontrar a alguien con el que anudarte los zapatos, caminar a la par, esperar cuando el otro no puede más, animarle a continuar, tener las palabras adecuadas para momentos imposibles. No desvanecer, ni querer rendirse. Saber que la aventura es doble si se comparte. No fallar, sobre todo eso, porque cuando alguien pone toda la carne en el asador por ti espera no quemarse, no tener que salir escocido, angustiado y decepcionado.

Has sido mi cómplice, mi compañero, mi psicólogo en momentos duros. Has sabido comprender mis pausas, mis silencios. Decidiste arriesgarlo todo. Venda en mano e impulsos de corazón. Quise conocer y me acompañaste. Quise volver y retrocediste conmigo. Ahora sólo quiero donde sea pero contigo. Porque ni es el lugar, ni el decorado, ni las pausas, ni la música, somos tú y yo. Y eso es más que suficiente, lo es todo. Porque al final uno se da cuenta que nada es realmente importante. Que vivimos a costa de superficialidades. Que no profundizamos, nos quedamos en lo simple, en lo anodino, en la base de todo, sin indagar, sin pillarnos los dedos, sin bucear en las profundidades. Y nos perdemos bellezas indescriptibles.

Las personas son la esencia de todo. Lo que nos hace sostener en pie. Ni viajes, ni el trabajo de nuestros sueños, ni zapatos caros, ni cenas en restaurantes de ensueño. Es con quién se vive todo eso. Es saber que cualquier día podrás rajar todo ese decorado y sentirte libre.

amigas vintage

Es saber que no estarás solo. Que no lo estás. Que puedes reír con tu madre en el coche por cualquier tontería. Que puedes besar al amor de tus sueños en cualquier momento. Que puedes correr a auxiliar a tu hermano o romperte el lomo por una amiga.

No hace falta Bali ni la luna. Simplemente son un par de codazos cómplices en un bar cutre con personas que lo significan todo.

Cuando se comprende algo así, lo demás parece tan chiquitito que deja de tener sentido al instante.

“A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante” Oscar Wilde.

Tan cerca, tan lejos.

El perfume que creí olvidado ha vuelto a rebrotar entre tanto recuerdo vago. Estaba yo pululando entre esas estrechas calles del casco antiguo, y te sentí. No me niegues, no enmarañes de dudas esa certeza inmaculada. Supe de tu presencia desde el momento que pasaste frente a mí espolvoreando de realidad esa inusitada existencia.

mujer hombre se va

Tan real como las carreras a las que nos retábamos ansiosos por salir vencedores, y ahora lo sé, que me dejabas ventaja, que tu felicidad dependía de la mía, y aquellas aclamadas manifestaciones de vencedora lo significaban todo para ti. Minutos de gloria que me concedías para beneplácito mío. Pobre de mí, feliz inocencia.

Querías estar presente y yo esperaba que lo estuvieras. Aún lo espero, a pesar de la extraña distancia entre lo que veo y lo que siento.

Me sobrecogen este tipo de sensaciones. Me desconciertan los entresijos de nuestros recuerdos. Son capaces de ocultarse entre muchedumbre invisible y conseguir florecer en momentos inauditos, con esa imposibilidad asombrosa de vaticinio.

Puedo no recordar palabras, gestos, momentos, pero el aroma queda grabado a fuego en la piel, en la memoria, en el alma. Dan igual los años, las experiencias, incluso aquello que uno mismo pretenda olvidar, algunas cosas quedan en el subconsciente de forma intacta, se niegan a verse expuestos a las viles maniobras humanas, y esperan poder ser autárquicos a voluntad.

padre e hija

Espero que puedas seguir planeando infinitamente entre las sombras y maravillas de mi vida. Espero que puedas encontrar los resquicios que te hagan adentrarte en todo lo que me envuelve. Si esperas o buscas algún tipo de aprobación, por mi parte la tienes.

Yo te seguiré observando, cada noche, desde la oscuridad, con esa mirada de interpelación, de pregunta, de ansiosa curiosidad. Que eso no le he perdido, sigue patente en mí, a pesar de las veces que por fisgona me pille los dedos.  Que como bien se dice, la curiosidad mató al gato, ¿O fue la dejadez y la apatía? Sea como fuere, mi esencia seguirá siendo la misma, y mi codicia por descubrir subyacerá a viejos errores.

Te espero a pesar del tiempo, de la distancia, de la cruel realidad. Pero es que las evidencias son simples y yo demasiado compleja para aceptar obviedades. Así que me limito a creer lo que quiera, lo que necesito o espero, lo que busco, lo que encuentro.

Me sales al paso en la desidia pasajera. Es entonces, cuando lo sé, cuando estás, cuando siento. No podré dejar de creerte sin verte, no podré dejar de soñar con sueños, ni de arriesgar en esta disputa constante.

niña bici

Llámame loca, desequilibrada o chiflada. Solo yo sé lo que he sentido, y es inexplicable. Hay veces que sobran las palabras, uno siente y solo queda dejarse llevar.

Me dejaré llevar donde tú me pidas, donde fotograma a fotograma rememoremos la historia, donde me supliques quedarme. Las historias de todo cuanto fuimos quedarán para siempre, en un recuerdo nítido que perecerá solo cuando yo me vaya, cuando nos encontremos. De alguna forma, esa misma esencia queda patente en todo cuanto tengo y busco, en todo lo que espero de los demás y en todo aquello que algún día pueda volver a sentir.

Hay determinadas personas que centellean con una luz potente y dejan rastro por allá donde pasan. Son esas que te hacen volver la cabeza y suspirar. Las que entran a tu vida como un torbellino y quedan de alguna forma tatuadas en lo más profundo de tu alma. Se reconocen por la seguridad que emanan por cada poro de la piel, por el zigzagueante camino que dejan a su paso, lleno de afabilidad, de bondad, de una ternura exacerbada.

Para mi tú siempre fuiste así. A dos pasos por encima del suelo. A tres palmos de alcanzar la cima. Rozando las constelaciones con las yemas de los dedos.

Tan, tan cerca, tan lejos ahora, tan tanto.

chica foto