Comprométete

Eres una persona extremadamente dulce. Eres dulzura en estado puro. Todo en ti es así. Tu forma de hablar, de expresarte, de sentir… Te miro y veo infinidad de cualidades. ¡Y tú sin saberlo! ¡Vaya paradoja! Tienes que creer más en ti. Me gustaría que lo hicieras. Que transformaras toda esa bondad que desprendes y consolidaras tu esencia. Que fueras consciente de las posibilidades que ofreces, que tienes.

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Saca el carácter. Vuélvete loca por un rato, o por mucho. Muérdete las uñas. Pellizca donde más duela. Equivócate. Deja de andar por las ramas y baja a la tierra de un salto. ¡Y qué si duele! ¡Y qué si fallas! No quieras controlarlo todo. No quieras agradar a todos. Eres como eres. Maravillosa, auténtica, extraordinaria. No intentes moldearte para encajar en ningún canon, porque no lo harás, no debes hacerlo. Brilla con tu propia luz. A sabiendas que otros querrán que se apague. No les des el gusto. No caigas en sus temidas redes.

Envalentónate. Salta y baila sin freno. Descarrílate. Enamórate de lo opuesto, de lo imposible. Y no declines ante nada. No bajes la cabeza. No aminores el paso. Suéltate el pelo, corre sin miedo. Mira adelante y canta. Grita si quieres. Que nadie enmudezca tus palabras. Que no se conviertan en silencios. Crece sin pensar en cómo. Madura con el tiempo. Déjate arrastrar por la sana locura. Y no tengas miedo.

Te lo pido. Coge tu corona de princesa y lúcela. Pero de verdad. Cómprala en el chino o en la tienda de la esquina. Llévala con orgullo. Allá donde camines te estarán mirando. Y tú así de feliz. Tanto como quieras. Me gusta verte sonreír. Tienes la sonrisa más bonita de todas, ¿Te lo había dicho?

No supliques amor. Él vendrá a ti algún día. Las cosas saldrán bien solas. Pero ya te lo digo, necesitas creer EN TI. Quiérete mucho para que otros te quieran. Refuerza tu autoestima. No quieras tenerlo todo atado. Deja que fluya. No intentes buscar porqués cuando no hay razones. Es y Es. Simple y llanamente. No te esfuerces cuando la tormenta está en contra. Hay veces que es necesario dejar ir. Perderse por otros caminos. Descubrir y asombrarse con parajes nuevos. Escala, investiga, rema, suelta el freno. Bucea en las profundidades. Enamórate del coral, del color de las aves, del verde de los campos.

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Hay muchas maneras de conquistar batallas. Tú eliges cómo.

Te lo aconsejo. Llénate la casa de post-its. Que te recuerden todo lo que eres. Llénala de buenas palabras, de buenos pensamientos, de extraordinarias ideas. Levántate con un “Buenos días princesa” asomando desde la lamparilla de tu cuarto. Que la palabra “sonríe” defina tu día. Pégala en el cristal del lavabo, acompañado de una carantoña de esas que inevitablemente surcaran una mueca en tus labios. Construye proyectos. Listas de cosas que te gustaría hacer. Y llévalas a cabo. Comienza en orden de prioridad. Lo que más ilusión te haga que encabece la lista. Te motivará a continuar. Y no pases a la siguiente hasta haberla hecho tuya. Hasta verla cumplida. Esas pequeñas victorias engrandecen el alma. Y te ayudan a florecer hasta límites insospechados.

Cambia de actitud. Radicalmente. Y haz lo que sientas. Sin miedo al “qué dirán”, ¡Ya ves! , ¿Qué más da?

Construye puentes, lazos a los que poder volver cuando te sientas sola, cuando queden ocultos los motivos para permanecer al pie del cañón, porque te aviso, ¡Ocurrirá! Lo bonito no permanece, al igual que lo feo, se esconden por momentos, y necesitas estar alerta, tener la fuerza necesaria para derribar los bloques y muros que te rodeen. Todo, absolutamente todo es como una espiral que no deja de girar. Igual estas arriba que abajo. Igual estás de un lado que de otro. Y todo cambia. Todo puede hacerlo con un simple CLICK. Y cambio de posición. Pero en eso mismo reside la grandeza. En la obligación de agradecer las cosas buenas que ocurren y disfrutarlas hasta no dejar ni gota, como en la necesidad de tomar lo malo como un reto y ser suficientemente fuertes y autodidactas para aprender de cada lección de vida.

Toma decisiones. Deja de lado las ganas de huir y comprométete. Con las personas, con las ideas, con tus aspiraciones, con tus deseos. CON LO QUE QUIERAS pero HAZ planes. No importa si todo comienza por apuntarse a un curso de BIKRAM YOGA o AQUAFITNESS. La importancia reside en tu predisposición a elegir. A saber qué quieres o qué buscas. Y si te equivocas lo dejas. Tantas veces como sea necesario. No temas fallar pero inténtalo. No te complazcas con seguir al resto. Que nadie decida por ti. Has de ser tu propio motor. Abastecerte de tus impulsos. PROBAR PARA CREAR. EQUIVOCARSE PARA ENCONTRAR.

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Hagamos un trato. No crucemos más palabras. Al menos por ahora. Que baste el silencio para entender que todo comienza con un cruce de miradas.

Espero verte al otro lado.

¿Qué quieres tú?

Soy tan romántica como para creerme los cuentos de princesas. Tanto como para suspirar en las películas ñoñas, lágrima disimulada y pañuelo en mano, algún que otro suspiro y azúcar en cantidades desorbitadas.

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Me acuerdo de pequeña, bajaba con mi hermana al videoclub, paseábamos entre las hileras de estanterías repletas de películas, y al final siempre nos decidíamos por las mismas, las que nos harían llorar, soñar con la representación más quejumbrosa y sensiblera del amor. Esperando algún día poder ser las protagonistas de historias profundas, sinceras, que merecieran ser contadas. Poder escribir en cuadernos el significado del amor,  después de haber reído mucho, amado mucho y soñado más. Esculpir en cada escena al príncipe que nos llenaría de rosas, que nos haría sentir como nadie tal vez.

Y teníamos fe en que así sería. Que la realidad puede superar cualquier ficción. Que mientras existan personas que imaginen cosas bellas, que plasmen en libros, filmes, poesía o cualquier derivado de arte, sentimientos que ericen el bello de la nuca, todo será posible. Porque lo que uno imagina es. Porque la ficción nace de una mente que constantemente quiere más, que no se conforma, que arriesga, batalla y gana.

Yo he sido de esas que necesitaba tener a mano una libreta donde anotar frases que me llegaran al alma, provinieran de donde lo hiciesen. Solamente necesitaba haber sentido el escalofrío necesario para correr en busca de algún bolígrafo, mientras repetía una y otra vez la misma frase esperando no perder ninguna palabra en el camino.  He transcrito trozos de canciones que han terminado esparcidos entre páginas pérdidas de mi escritorio. He subrayado frases de libros que como dardos me machacaron el corazón, esperando poder ser releídos cuando los creyera olvidados. Y adopté como mías frases que escuché y describían a la perfección una realidad que vivía.

Y ahora, observando cómo todo se viene abajo. Como nadie espera encontrar al amor de su vida sentado en una cafetería con capuchino caliente y una lluvia a mansalva en la calle, quiero creer más en ello si cabe. Quiero ondear mi bandera de romántica empedernida sin miedo al qué dirán. A las modas que pasan y a las decepciones que curten a uno y lo alejan cada vez más de aquello que algún día creyó.

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Me entristece que la realidad quiera vapulear y arrasar con los sueños, que pretenda borrarnos la sonrisa de la cara y la mirada chisposa, de felicidad, de pureza, de fe en todos los sentimientos que nacen de las entrañas, que no se pueden evitar, y que cuando uno lo intenta casi siempre terminan jugando malas pasadas.

¿Dónde quedaron las cartas de amor? ¿Las postales de viajes esperando que lleguen al destino antes que tú? Revisar ansiosa el buzón, con manos temblorosas esperando encontrar tal remite. Y sonrisa de oreja a oreja. Vueltas sobre ti misma con sobre en mano. Y dejarse caer en la cama, como si flotaras, porque alguna parte de ti lo hace. Se conectan dos almas entre un par de líneas. Alguna palabra deja entrever cosas que se pretender obviar. Pero inciden y lo notas, como ha pellizcado tu alma, como ha conseguido destronar con poco a la princesa encantada, porque no ha hecho falta más que magia escrita con tinta y pluma, con posdata incluida y detalle en el reverso.

Y creo que dos personas que anteponen el bienestar del otro al de uno mismo tienen derecho a todo. Creo que a veces no hace falta más que esa conexión imperceptible que dos cuerpos sienten sin saber porqué. Ese famoso revolotear de mariposas en el estómago que no hace sino incrementar las ganas de volar más alto.

Creo en los amores para siempre. Los que con el pasar de los años se cogen más fuerte. Creo que nadie se merece vivir a la sombra de lo que cree merecer. Que siempre se puede más. Que el amor no va de resignación sino de libertad. De poder escoger entre millones de opciones y decidir quedarse.

el diario de noah musica

Creo en las relaciones de toda una vida, en poder mirarse a los ojos y adorarse como la primera vez. Creo que si algo termina y no fue falta de amor, no perecerá jamás. Porque hay historias que deberían continuar de por vida. Y creo que algunas lo hacen en la distancia. Son capaces de marcar las pautas y lo silencios, las esperas, las llamadas que no llegan y los reencuentros que algún día serán.

Creo que hay determinados sentimientos que jamás se deberían negar.

«Deja de pensar en lo que quiere todo el mundo. Deja de pensar en lo que quiero yo. En lo que quiere él o en lo que quieren tus padres. ¿Qué quieres tú?»

Extremos

pareja feliz

Soy de extremos, lo sé. Si se besa se hace fuerte, hasta que se desencaje la mandíbula si hace falta. Si hay que bailar se baila pero hasta el amanecer, como en una película de esas que te dejan medio bobalicona babeando en la pantalla y pensando eso de “¿Y cuando yo? ¿Y cuando a mí?”, esas en las que bailan como si no hubiera mañana, en una playa paradisiaca, con lucecitas en las palmeras, con antorchas en la arena, y tú ahí tirada, en medio de la nada, tarareando al mismo son que la canción que se escucha a lo lejos, que parece susurrarte y contarte todo aquello que prometiste no escuchar, porque tú no eres romántica, ¡Qué va!, y a ti esas cosas no te van.

Estás como bien he dicho, en el ojo del mundo, del tuyo, en el lugar exacto donde todo se puede, rodeada de nada, compartiendo silencios. Y tú, como si nada, ahí sigues, continúas hilvanando estrofas, reproduciendo frases, deleitándote y dejándote llevar. Pero al fin y al cabo, en la nada no hay más que nada, ni luces, ni antorchas, ni música que sale de ningún sitio. Y, además, esto no es más que una acumulación de insensateces que ni siquiera compartes.

Pero sí, si tengo que bailar lo hago así y solo así.

baile en la playa

Cuando hay que amar se ama, pero contra todo, con espada en mano, preparado para derrotar a piratas y corsarios, a cual espadachín tenaz, haciendo piruletas y asombrándote por tu valentía y asentada templanza. Se ama hasta el límite de la locura, aunque para ello tengas que exponer tu corazón a las infames o mezquinas manos de un desalmado. Se ama hasta quedarse seco, hasta exprimir a más no poder el alma, la voluntad, la conciencia, las entrañas.

No concibo el amor de otra forma, porque si no se ama con todo tu ser, no es amor, llámalo como quieras, pero la realidad es que solo tiene sentido cuando hay fanatismo, demencia, inclusive enajenación sana. El amor puede que se mida por sus locuras, por sus dramatismos, por sus “contigos ni sintis”, por “juntos por siempre jamás”, por “ahora o nunca”, contigo o con nadie más.

pareja lluvia

Por eso te pido, si vas a quererme, quiéreme mucho. Quiéreme con flores al despertar, con mensajes ocultos en los bolsillos, con frases robadas de canciones que se ven distorsionadas por palabras que profieres de tus labios, que inventas, que manipulas, por verme reír.

Quiéreme de manera sana, de forma inaudita, extraordinaria. Quiéreme hoy y mañana. Quiéreme cuando estalle de celos o de rabia, cuando grite sin motivo y por cualquier cosa, quiéreme cuando menos lo espere, cuando te necesite y cuando no, cuando te busque, cuando te encuentre.

Quiéreme en el silencio de las noches, cuando los focos se apaguen, cuando el telón caiga, y yo me encuentre perdida, desorientada, triste y desamparada. Cuando ni siquiera queden motivos, cuando haya que reconstruirlos. Quiéreme en los aplausos, en las pausas y en los silencios.

Quiéreme de mil maneras posibles, y cuando todas se hayan agotado, sigue queriéndome como solo tú sabes.

pareja railes