Uno para el otro

“Eran un millón de pequeños detalles, y al sumarlos todos se veía que estábamos hechos el uno para el otro. Y yo lo supe, lo supe la primera vez que la toqué. Fue como llegar a casa, solo que a una casa que nunca había visto. Y fue al darle la mano para ayudarla a bajar de un auto… y lo supe. Fue como… magia” Algo para recordar.

Cuesta darse cuenta. A veces está justo delante y no hacemos más que buscar. Sacar los prismáticos para poder ver a lo lejos. Y es mucho más sencillo, mucho menos complicado, más natural si cabe. Porque no hay que esforzarse en escudriñar e indagar en cada rincón. Está justo al lado. Siempre lo ha estado. Soportando lo peor y lo mejor. Dejándose los hombros de tanta cabeza apoyada. Sin pañuelos de tanto que nos prestó. Consiguiendo salir airoso de desesperantes lunes y celebrando la llegada de los viernes invitando a cubos y tapas. Soportando el chaparrón de nuestras decepciones. De cada lágrima derrochada. Y nuestras noches de juerga. Nos conoce tanto que hasta nos asusta. Porque no puedes fingir un enfado, ni evitar reírte de mentirijillas piadosas. No puedes hacerte la dura o la fuerte con él. Te vienes abajo cuando sientes que las piernas se balancean y el labio comienza a temblarte. Y te conoce como ninguno, corre enseguida a sujetarte, a impedir que te caigas, a exponerte las razones para tus mil sonrisas.

monica bellucci

Hasta ahora ha pasado inadvertido. Ha sido como un hermano, el prototipo de hombre a poner como ejemplo. Pero era AMIGO. E imaginariamente existía una barrera de separación para delimitar la figura que se representa. Amistad sin más. O quizá con mucho más.

Y  sentiste un escalofrío cuando te sujeto del brazo suplicando que te quedaras. Le miraste a los ojos y te sentiste tú, en toda tu plenitud, desnuda, desarmada, sin ganas de huir. Porque estás en casa, estás segura y no te hace falta interpretar ningún papel. Basta con un moño desecho, un pijama viejo y la cara lavada,  sin signos de maquillaje o color. Basta con una mirada furtiva en mitad de una conversación entre amigos para entenderse, para sonreír por lo mismo, para entender el por qué, el qué se esconde detrás.

Porque sabe cómo te gusta el café, ha estado presente en cada una de tus decisiones, incluso en aquellas que te resultaron tan difíciles de tomar. Te apoyó en tus ideas más absurdas, en tus locuras más disparatadas, porque creyó en ti, aún lo hace, jamás ha dejado de hacerlo. Conoce cada una de tus sonrisas; la de compromiso, que se dibuja con una leve ascensión de los vértices del labio, dejando a los ojos cabalgar a sus anchas, siendo los delatores del acto; la de felicidad, que parece gritar al mismo tiempo, la que invita a los hoyuelos a asentarse con fuerza; la de tristeza enmascarada, que llora por dentro, que sufre también; la más triste de todas, la de decepción, la que odia verte. La que consigue que renazca en él la rabia. La fuerza por borrártela tan pronto como sea posible. La que pincha hasta hacer sangre y escuece como ninguna.

El amor es tan ciego que a veces él mismo se disfraza con otros atuendos, intenta engañarte, eludirte, y lo hace tan bien que lo consigue. Te distrae por completo. A veces, estás tan obcecada intentando encontrarle que te lo pierdes, te impides abrir los ojos lo suficiente como para darte cuenta. Esperas que sea como siempre has imaginado. Pero el amor es como es. No se busca, te encuentra. Quizá, solo quizá, solamente era cuestión de mirar a un lado. Y quizá, incluso era mejor de lo que habías imaginado.

Conoce a tu familia, es tu familia, fue uno más desde el principio. Tu madre te lo repetía y  tú lo negabas. Son años, muchos años ya. Muchos momentos juntos. Muchos veranos tirados al sol. Yendo a comprar raquetas de playa, hinchando colchonetas mientras moríais de risa con las caras que poníais. Te cedió el honor de saltar primero, de comer primero, de llegar primero.

Y siempre fue primero.

carrie

Tus novios estaban llenos de defectos para él. Sus novias no le veían como tú lo hacías. Tan increíble que faltarían vidas para entenderlo, para comprender esa exclusividad y distinción que marca. Quizá haya sido eso. El amor disfrazado de mejor amigo. Y tú evitando creer en él cuando lo tenías delante.

Reconforta saber que puedes cantar a pleno pulmón en el coche con él, miraros de soslayo y entender ese momento de complicidad como nadie otro haría. Conocer tus mil defectos y amarte por ellos, elegir quedarse en lo peor y en lo mejor. Que sea la primera persona en venirte a la mente cuando tienes una noticia grata que contar, y saber que se alegrará como tú, que daréis saltitos juntos a riesgo de parecer ridículos y que no le importará serlo por ti.

Que entre millones de personas sólo notará tu ausencia, vigilará impaciente el teléfono esperando que des señales de vida. Y sonreirá como si fuera la última sonrisa de su vida al verte. Tu llegada a la fiesta resultará impresionante, como en esas películas ñoñas románticas en las que parece que el mundo se paraliza, que el murmullo de la gente mengua y exclusivamente se la ve a ella, como tocada por la luz, con un vestido ALUCINANTE, con una naturalidad aplastante. Y titubeará. No encontrará palabras y tú no necesitarás decir nada. Lo sabrá, en ese momento lo sabrá.

Y no es el vestido, ni la  música, ni siquiera lo más o menos guapa que estés. Es ese feeling, ese no se qué que no se puede explicar, es eso que surge sin más cuando es la persona adecuada, cuando saltan chispas. Es esa seguridad desbordante de saber que no te equivocas.  Es esa electricidad, conexión o dilo como quieras, que se siente o no se siente.

paul newman

Es bonito saber y tener la certeza de que él siempre te mirará así. Como si fueras sorpresa, como si fueras amante, como si fueras amiga.

“No concordaban mucho, de hecho, casi nunca concordaban. Siempre se peleaban. Y se retaban uno al otro cada día. Pero a pesar de sus diferencias, tenían algo importante en común. Estaban locos el uno por el otro”. El diario de Noah

Cállame a besos

Es un puro teatro. Olvídate porque todo es fachada. Es una maldita máscara, una pose, una contradicción a todo lo que escondo. Casi sin darme cuenta terminé interpretando el mejor peor argumento de mi obra. Una femme fatale sin escrúpulos, sin ápice de sentimientos, con un carácter difícil de controlar, de conseguir amansar.

mujer poderosa

Y entras a mi vida como si nada, y desmontas todo lo que tanto me costó construir, aunque bien mirado, no tendría mucha base, porque no le hizo falta más que un soplo de aire para caer al vacío, para darse de bruces contra una realidad hasta ahora implanteable.

Y te pido que no te asustes, que no salgas corriendo, que te quedes y esperes. Porque no soy nada de lo que parezco. Una niña encerrada en un cuerpo de mujer, que grita para que le escuchen, que llora cuando no puede más y ríe cuando no le quedan motivos. Que pasa casi de forma automática del amor al odio, de la risa al llanto y de la alegría a una tristeza sobrecogedora.

Estaré loca, a veces me pregunto si lo estaré, si no será este caos mío, ajeno a todo, lo que me impide posicionarme como “normal”, como considerablemente aceptable, por todos, por alguien, por ti.

Intenta ver más allá, porque la esencia siempre subyace detrás de cualquier pantomima, pero se requiere tiempo, valor y, sobretodo, muchas ganas. Ganas de cambio, de transigir o transgredir, de romper con todo, de enamorarse, vivir, experimentar mil sensaciones. Dejarse la piel en ello, y reconstruir, quizá el paso más importe. Porque absolutamente todo está viciado, astillado e incluso perforado. Y lo más complicado siempre resulta recomponer un corazón, llenarlo de parches de mil colores para que pueda volver a amar, para dejarse llevar, para creer y crecer, para inagurar una nueva era, un nuevo comienzo, un nuevo guión.

chica estadio

Porque una se cansa de interpretar papeles sin definir. Tendré que comenzar a reescribir la historia, o arrancar todas las páginas escritas hasta ahora y comenzar de cero, o permitirme abandonar y mandar al carajo el cuaderno que dirigía las reseñas de una vida, irreal, vana e infructuosa. Porque reconozco que no sirve de nada aparentar ser lo que no se es. Y no hay excusas, ni ningún tipo de razón ilógica o no.

Soy frágil, lo soy, incluso puede que hasta límites insospechados. Por eso necesito que me entiendas, que me cojas la mano y me prestes el hombro cuando necesite soltarlo. Que comprendas que a veces no necesito más que un abrazo para calmarme, para dejar al lado la rabia, el enfado y la verborrea dañina que utilizo como escudo cuando no sé por donde salir, cuando me siento bloqueada o atacada, cuando ya ni quedan razones que lo justifiquen.

Soy complicada, no te lo niego, enrevesada hasta más no poder. Seré la chica más difícil que encuentres, la que más de una vez hará saltar tu alarma, esa que ni siquiera sabes que tienes. Conseguiré que el cable rojo conecte con el azul y suelte un chispazo de muerte, sí, de esos que te dejan la cara enmascarada, los pelos de punta y una rabia contenida hasta los topes, hasta el límite que sí tienes, y rozaré, más de una vez lo haré.

pareja mirándose

Posiblemente jamás me entiendas, jamás comprendas el caos en el que permanentemente vivo. No sabrás ni por donde salir ante determinadas situaciones que te pondrán a prueba, pero valdrá la pena, te aseguro que lo hará.

Conseguiré que te embarques en la aventura más alucinante de tu vida. Esa que jamás podrás olvidar. Que vayas donde vayas recordarás, llevarás contigo, como una mochila que podrá recordarte todo lo que tuviste, todo lo que tienes y lo que siempre tendrás.

Las locas es lo que tenemos, de todo menos cordura. Que dime tú para qué sirve, para qué alguien podría quererla. Si la vida es mejor así, sin pensar, sintiendo sin miedo, dejándose llevar, viviendo queriendo. Que cuanto más se piensa más miedos nos entran. Y el miedo mejor dejarlo a un lado, ahí arrinconadito en cualquier sitio, evitando cualquier contacto visual, que a la mínima nos transforma, alimenta las inseguridades y caemos rendidos.

Cállame a besos, no creo exista mejor forma de hacerlo. Déjame sin palabras, sin argumentos, desármame por sorpresa. Sé el imán de mi vida, el que conecte los puntos, las razones que nos llevaron a estar hoy aquí.

pareja beso sonrisa

Hay elecciones que sólo se deben tomar una vez. Y cuando eso ocurre todo cambia. No sé si es el riesgo que se corre, todo lo que produce o las consecuencias que comportan determinadas elecciones. Pero desde ese momento nada vuelve a ser lo mismo y tú jamás te volverás a sentir igual.  Coge el tren, no esperes. Haz esa llamada que te increpa y te atormenta desde hace tiempo, no es algún día, es hoy. Da igual la respuesta, dan igual las excusas y da igual tu miedo. Declárate, díselo y dítelo. Siempre habrán batallas que ganar, pero jamás te permitas no haberlo intentado, es el peor tormento con el que lidiar.

Una decisión siempre cambiará algo. Mira a través de la lente, del visor de la cámara, enfoca, encuadra, levanta la vista y asegúrate de la instantánea. Sólo será una vez. El instante que captará la imagen, el beso robado, la risa nerviosa, deseos por cumplir, ilusiones ocultas. ¿La tienes?

niños playa foto

El resto ya es cosa tuya.

Única y exclusivamente él

Hoy, sentada en la butaca de mi despacho, le di un par de vueltas al anillo de mi dedo anular, mientras recordaba el día más increíble, maravilloso y emocionante de mi vida.

Podría haberlo imaginado en cien vidas, y aún así, ni siquiera me habría acercado. Podría intentar describir y narrar como fue, como me sentí y todo lo que viví, y estoy segura de que cada palabra dicha, escrita e interpretada no se aproximará a la magnitud y la grandeza de aquella inimaginable realidad.

recoger flores

Fue un momento, en el que me sujetaban y avanzaba, temerosa, impaciente (como siempre), soñadora e interpelativa. Dudosa y decidida, sí, con esa controversia de sensaciones, con esa incredulidad y falta de razón, porque te juro que en ese precioso e inaudito momento el corazón manda, se deja llevar, quizá sea ese uno de esos instantes en los que con toda la sinceridad que eres capaz de soportar y llevar, te lanzas, desnudas tu alma, te cobijas y resurges en el epicentro de toda autenticidad.

Eres tú, con todo lo que ello conlleva, con la pureza emanando a borbotones por cada poro de tu piel, con la inocencia y la transparencia de la misma fascinación. Sueños que aparecieron sin más, momentos que se crearon solos, que sí, se ansiaron, se esperaron, se anhelaron, pero llegaron por su propio pie, a su ritmo, con la música celestial que ellos mismos crearon y guardaron para ti.

Y titubeé, y mis labios permanecieron inmóviles, y mis piernas avanzaban por aquel largo pasillo donde él me esperaba.

Y en ese prodigioso segundo, no me vinieron momentos a la mente, no existían palabras, no se reprodujeron escenas vividas de amor entre nosotros. Contrariamente a lo que yo esperaba, no existía nada, ni personas, ni recuerdos, ni deseos. Era él, única y exclusivamente él.

pareja campo beso

Su porte, su debilidad, la palpitante emoción que salpicaban sus ojos. Y me seguía con la mirada, y yo se la devolvía, y te aseguro que fue él y después él, en cada nanosegundo de aquella mágica realidad, porque ambos supimos que era más que real. Fue puro sentimiento, jamás viví algo igual.

Y las aguas calmaron, y con ella la duda, que volvió avergonzada a su lugar, porque la decisión y con ella la plenitud residía en nosotros, en ese “nos”, él y yo,  en ese “juntos”.

Y ambos, creo que lo supimos, que era nuestro momento, y nos dejamos llevar.

Cuando nuestras manos se encontraron el mundo paro. Y yo sonreía, y él me miraba con amor. Sí, con amor, exactamente como los ojos miran en momentos como aquel, en el que nada existe, nada queda, solo un mundo por descubrir, por empezar, por compartir.

Y allí empezó todo. Balbuceé un “me entrego a ti” como pude, emocionada, conmovida, enternecida por el sentimiento que derrochaba cada palabra. Y él replicó. Y todos los testigos se sumaron a ese momento. En silencio, compartieron y atestiguaron lo que allí acababa de ocurrir. Corroboro que fueron más que palabras.

pareja beso playa

La emoción y los buenos deseos planeaban sobre nosotros, silenciosos, misteriosos, como si guardaran secretos. Y no hubo secreto más grande que el nuestro. La unión que allí se creó. Las promesas que juntos allí enterramos, entre montones de arena compuesta de sueños.

Y, solo sé, que de aquello solo podrán nacer cosas bellas. Nuestras manos se entrelazan y se unen para formar un todo.

Salimos fuertes, valientes, que el amor también va de eso, de coraje, de echarle ganas, de arriesgar.

Y lacramos la unión, como quien cierra una etapa.

Y sin más, millones de granos de arroz perfilaron, como una inmensa tormenta, el  borrador de toda una vida.

Sueños que se cumplen. Deseos reales.

novios arroz