Siempre hacemos lo que esperan de nosotros. Es algo casi natural, actuamos así por inercia, llevados por esa necesidad de estar a la altura, de no fallar. Y quizá eso mismo también nos aporta seguridad. Tener un adjetivo que nos defina; atrevido, listo, valiente. Una vez los demás ya tienen esa imagen nuestra, lo demás viene rodado. Solamente tienes que actuar como tal. Seguir siendo lo que hasta ahora has sido. Vivir de acuerdo a la imagen que has creado y proyectas. Vivir siendo el estereotipo o la figura que otros o tú mismo has decidido para ti.
El otro día me sorprendía hablando con un amigo, me comentaba algo así como: Soy cómico, los demás esperan de mí que siempre tenga un chiste en la boca. Que esté dispuesto a hacer reír en cualquier momento. No importa el día que tenga. Mi función es que eso pase inadvertido para otros. Correr un tupido velo a la realidad y tener la palabra adecuada en el momento adecuado, y por supuesto debe ser graciosa.
Eso me produjo una ansiedad terrible. Dios mío, debe ser duro SER durante 24 horas un personaje creado en base a lo que somos durante un determinado instante. Pero no, debe extenderse en el tiempo. Serlo en todo momento. Porque una palabra inapropiada en un momento concreto puede suponer un antes y un después para alguien que espera que actúes de forma distinta. Puede cambiarlo todo. Pasar a ser de repente la persona distante o borde que no casa con la graciosa, simpática y animada que muestras subido a un escenario no es bueno. Nada bueno para la carrera que se lleva a la espalda durante tanto tiempo.
Y no me parece justo. Porque ante todo somos personas, con nuestras diferencias, con nuestros más y nuestros menos. Con esa capacidad y necesidad de poder expresarnos libremente de acuerdo a cómo nos sentimos, a lo que vivimos, incluso a nuestra determinación de actuar tal y como nos apetezca porque en ese momento es lo que sentimos hacer. Te apetece estar así sin motivo, porque te has levantado como lo hayas hecho, pues hazlo. Ser uno mismo depende de eso, ser fieles a lo que somos. No nos definimos por lo que hacemos, ya que hacemos mil cosas a la vez, vivimos mil vidas en una, crecemos, nos equivocamos, nos cabreamos y lloramos. Podemos ser tanto como pretendamos. No estamos condicionados a nada ni nadie, aunque de entrada parezca que estamos ligados a tanto, por prejuicios, poca empatía con el otro, por la necesidad de entender y ponerse en la postura de los demás.
Esto no es nada nuevo, es una maleta pesada con la que cargamos desde tiempos inmemoriales, un lastre con el que hemos tenido que lidiar cuando ni siquiera entendíamos ni teníamos conciencia de lo que significaba TENER QUE SER por miedo A.
Cuando a un niño pequeño sus padres le dicen lo responsable que es termina por definirse a sí mismo de esa manera. Así pues, lo mismo ocurre cuando se les dice lo desastres, lo rebeldes o lo torpes que son. Se forman en base a lo que oyen de sí mismos y asumen el rol con naturalidad, pudiendo excusarse a la mínima ocasión con que hacen tal cosa porque efectivamente son tal otra.
Cuando vamos creciendo buscamos definirnos por lo que sentimos que podemos ser. Pero podemos ser lo que queramos cuando queramos y cómo lo queramos.
Necesitamos liberarnos de esa carga emocional que supone estar siempre preparados para corresponder a otros de la forma en la que esperan. Porque ante todo somos nosotros, lo demás es secundario. Tiene que importarnos tres rábanos dejar a otro con la boca abierta por no sucumbir a esa nefasta e irrisoria necesidad de agrado, satisfacción o aceptación.
Si te levantas con ganas de comerte el mundo hazlo, que no te condicione el hecho de que hasta ahora te ha tocado asumir el papel de tímido o inseguro. Una palabra no te define. Una actitud aislada tampoco. Somos la suma de cantidades ingestas de vida, de días, de decisiones, de fallos, de determinación de querer ser lo que uno quiera.
Es eso y no hay más, las ganas, la fidelidad y el compromiso de poder aspirar a más lo implica todo. De tener la libertad de SER como nos nace ser. Hoy es un día, mañana será otro. Y pasado podremos borrarlo todo, calzarnos nuestros mejores zapatos y correr a ser todo lo que sintamos que debemos ser.
Es algo así como levantarse de la cama y de acuerdo a cómo nos sentimos ponernos una ropa u otra. Jugamos con las prendas, pasando de colores neutros a más alegres, dependiendo de nuestro estado de ánimo, de las ganas con las que nos enfrentamos a la realidad.
Que nada te limite. Sé la persona que te defina, que nadie lo haga, ni siquiera te condiciones por lo que siempre has pensado de ti. Comienza y rehaz los cimientos, y cuando creas tenerlo todo claro: mándalo al carajo.
Totalmente de acuerdo! 🙂
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias Cristina 🙂
Me gustaLe gusta a 1 persona
Estar dentro de unos límites te hace sentir seguro pero te impide ir más allá y eso es justo lo que necesitamos a veces. Evadirnos de nosotros mismos, de lo que los demás cree que somos, para sorprender y demostrarnos que podemos ser lo que queramos.
Un besazo!
Me gustaLe gusta a 1 persona
No has podido utilizar palabras más acertadas. Lo has dicho todo. Besos Aida.
Me gustaMe gusta
No puedo sentirme más identificado con tu reflexión y sobre todo con tu amigo el «cómico». Un post increíble.
Me encantaría que te pasases por mi última entrada. Espero que te guste.
http://viveynosobrevivas.blogspot.com.es/2016/03/abre-los-ojos.html
Nos vemos el próximo lunes 🙂
Me gustaLe gusta a 1 persona
Me alegra que te hayas sentido identificado, que hayas tomado el texto un poco como tuyo. Me paso enseguida a leer esa entrada. Besos 🙂
Me gustaMe gusta
Las etiquetas han hecho mucho daño. Estupenda entrada
Me gustaLe gusta a 1 persona
Estoy de acuerdo. Es tiempo de romper moldes. Saludos guapa 🙂
Me gustaLe gusta a 1 persona
Perfecta, me ha encantado!!
Saludos 🙂
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias Raquel, me alegro mucho.
Me gustaMe gusta
Reblogueó esto en SIEMPRE JUNTOS (pase lo que pase)y comentado:
Me encantó, me parece muy valido cambiar, pero cambiar por fundamentos realmente propios, basados en nuestra experiencia real, en nuestros propios cuestionamientos y en nuestra propia esencia, es genial cambiar de forma y en el fondo saber siempre quienes somos, siempre encontrando escenarios nuevos para nuestra realización del ser…del existir…todo es valido! Y claro si toca cambiar de nuevo todo y mandarlo todo al carajo pues hacerlo, no significara que no sabemos que queremos si en el fondo siempre lo sabemos y vamos buscándolo de mil formas diferentes!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Exacto, la esencia es eso mismo. Cambiar en base a lo que somos o a lo que creemos ser. Querer romper con todo y empezar de cero. La elección siempre la tiene uno mismo y la determinación de llevarlo a cabo. Cada cual dirige sus propios pasos. Gracias por comentar y compartir. Saludos!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Buena reflexión en la entrada!! LLega un punto en que realmente haces lo que esperan de ti y no lo que tu quieres. Casualmente en la ultima entrada de mi blog «Efecto Pigmalión» hablo de lo mismo, pero desde diferente un ángulo diferente. Te invito a que te pases y eches un vistazo y si te animas comentes también!!:)
http://echateotro.blogspot.com.es/2016/04/estas-seguro-de-que-cada-dia-haces.html
Me gustaLe gusta a 1 persona
Pues me paso a leerlo enseguida. Gracias por compartir tu punto de vista.
Besos.
Me gustaMe gusta
Excelente, muy bueno!
Me gustaMe gusta
Alguna vez me he sentido asi cuantas etiquetas nos ponemos el problema viene cuando no baces lo que esperan de ti
En fin gran reflexion
http://www.sweetcarolblog.com/2016/04/un-paseo-con-new-balance.html?m=1
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias Carol, me alegra que te guste y te hayas sentido identificada. Creo que todos en algún momento nos hemos sentido así, con la obligación de actuar como se espera de nosotros. Una pena vivir tan condicionados. Besos guapa.
Me gustaMe gusta
Que buenos post haces y que buenas reflexiones sobre la vida.
http://looking4theblacksheep.blogpsot.com
Me gustaLe gusta a 1 persona
Jope Raquel, me alegra mucho que te gusten. Besos 🙂
Me gustaMe gusta